PERSUM Clínica de Psicoterapia y Personalidad
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El periódico La Nueva España entrevista a Andrés Calvo y Esther Blanco, directores de la Clínica Persum interesado en las terapias que se llevan a cabo en la Clínica

Publicado el 01/08/2015
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Por Esther Blanco , última actualización el 08/07/2019
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A continuación les ofrecemos la entrevista publicada en la edición impresa el sábado 8 de Noviembre.
 LA PSICOTERAPIA DEL SIGLO XXI
Cada vez son más las personas que acuden a los diversos dispositivos de Salud Mental en busca de  ayuda para aliviar sus síntomas. La sintomatología ansiosa y depresiva se convierte en una demanda habitual. En las consultas de  Atención Primaria en los últimos años un 43% de las consultas se relacionarían directa o indirectamente con un problema de salud mental. Se estima que la depresión está presente en cerca de la mitad de los pacientes que acuden en busca de ayuda a su médico de cabecera.
Los síntomas ansiosos y depresivos están presentes en casi todos los problemas relacionados con la salud mental, cerca de 300 según los manuales de diagnóstico internacionales,  y son éstos síntomas los que llevan al paciente a consultar a un especialista.
La ansiedad y la depresión son las patologías mentales que más afectan a los españoles, aproximadamente un 40% de la población las sufren. Además, más de la mitad de las personas afectadas por depresión volverán a tener síntomas  depresivos en los próximos seis meses a su tratamiento, son las llamadas “depresiones resistentes al tratamiento” que en muchas ocasiones acompañan al paciente durante toda su vida e incluso conducen a la persona al suicidio, primera causa de muerte violenta en España por encima de los accidentes de tráfico.
Si una persona se encuentra durante al menos dos semanas fatigado, desinteresado por lo cotidiano, su peso ha aumentado o disminuido un 5% durante el último mes, duerme mal, no se concentra y se encuentra agitado o enlentecido motóricamente entonces el especialista le diagnosticará un Episodio Depresivo Mayor y procederá a su tratamiento psicológico o farmacológico. Este diagnóstico constituido como conjunto de síntomas consensuado internacionalmente no atiende ni a las circunstancias de la persona ni a su personalidad, es decir, atiende a los síntomas depresivos pero no a las causas que los generan. Podríamos utilizar un símil fácil de comprender: sería como tratar un dolor físico con un analgésico sin saber cuál es el origen de la dolencia.
Además de la depresión existen otras patologías habituales en las consultas de los clínicos como los trastornos de alimentación, la  fobia social, los  ataque de pánico, los trastorno obsesivo-compulsivos e incluso problemas de pareja y en general de relaciones interpersonales, se encuentran escondidas otras patologías como son  los problemas de carácter, clínicamente llamados los Trastornos de la Personalidad.
Así, cuando una persona acude a algún dispositivo de salud mental aquejado de algún problema emocional detrás puede estar escondida una determinada personalidad sin que la persona sea consciente de ello, siendo en ocasiones los familiares quienes perciben el carácter “exagerado” y disfuncional.
Todos tenemos una personalidad que nos define. La personalidad  estaría constituida por una serie de rasgos relativamente estables  y duraderos. El grado en el que un individuo posee un rasgo es indicativo de la probabilidad que esa persona realice conductas gobernadas por ese rasgo. Los rasgos son constitutivos tanto de la personalidad normal como patológica. Se transformarían en Trastornos de la Personalidad cuando son inflexibles y desadaptativos, omnipresentes, de inicio precoz, resistentes al cambio y causantes de deterioro y malestar significativo.
La personalidad sería entonces  una forma de percibir, relacionarse y pensar sobre el entorno y sobre uno mismo. Se trata de un patrón complejo de características cognitivas (formas de pensar), emocionales (forma de sentir) y conductuales (forma de comportarse) profundamente enraizadas a través de las cuales damos significado al mundo, construimos la imagen de nosotros mismos, nos relacionamos con los demás e interactuamos con el medio.
Las personas aquejadas de un Trastorno de la Personalidad además de producir síntomas resistentes a los tratamientos y que se mantienen en el tiempo sufren por la forma que tienen de relacionarse con los demás: pueden ser extremadamente puntillosos (obsesivos), darse mucha importancia (narcisistas), extremadamente indecisos (dependientes), exagerados (histriónicos), inestables emocionalmente (límites), miedosos (evitativos), desconfiados (paranoides) entre otros. Estos problemas patológicos de carácter hacen que las personas sean inflexibles y dogmáticas lo que dificulta las relaciones laborales, familiares y sobre todo de pareja.
Si la personalidad es patológicamente  rígida e inflexible, nos impide adaptarnos a las diferentes situaciones de la vida generando psicopatología (síntomas): los mencionados trastornos ansiosos, depresivos, conductas adictivas, disfunciones sexuales, etc. Así  como  problemas en las relaciones con los demás.
La Psicoterapia moderna va más allá de los síntomas pero no se olvida de ellos y posee instrumentos capaces de “radiografiar” la personalidad del individuo explicando desde un diagnóstico más preciso las causas de su malestar. Esto permite realizar tratamientos de calidad “cortados a la medida del paciente” cuya potencia y eficacia aumentan considerablemente  las probabilidades de éxito respecto a otros tratamientos de carácter más general.
Un  modelo integrador de psicoterapia reconoce la importancia de actuar dentro de cada una de las áreas que conforman la personalidad de un paciente y que puedan estar explicando el síntoma final que éste presenta.
Una psicoterapia de corte integrador ORIENTADA POR LA PERSONALIDAD tiene la ventaja de poder moverse con flexibilidad entre las diferentes técnicas que cada escuela ofrece y que permiten el acceso al funcionamiento del paciente desde las diferentes dimensiones. El terapeuta en este sentido ha de  disponer de unos amplios conocimientos científicos y recursos técnicos para poder moverse con flexibilidad dentro de cada una de las escuelas de psicoterapia y poder ofrecer al paciente la mejor intervención psicoterapéutica.
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