Hace ya mucho tiempo, una vez que he ido al dentista a arreglarme una caries, viví una experiencia así:
Nos abrió la puerta una niña, muy jovencita, muy jovencita, que estaría allí con su madre. Al entar, una señora y yo(otra señora), la niñita me miró a mí y preguntó con la boca sonriente y la mirada rarísima:¿habéis podido abrir bien la puerta(del portal, que como todas las puertas con portero automático a veces no abren bien). contestamos no. la niñita me volvió a mirar y con unos ojos raros y una mueca rara(con dientes descubiertos) dijo: "yo, como mujer, cuando no puedo abrir una puerta le doy una patada así ( e hizo el gesto de maniobrar con la mano derecha como si cogiera un pomo, y con una pierna ,el de dar una patada), por segundos quedé desorientada, y me olvidé de la niñita. Andando los minutos, ya cuando el médico dentista (también un señor), me estaba arreglando la caries, sonó un gran estruendo, y noté como daban una patada a la puerta. Volví a quedar desorientada por segundos, pero me olvidé de la niñita. Ya arreglada la caries, camino de mi casa, reflexioné sobre el suceso y pensé: ¡qué cosa más rara!, ¡qué niñita más rara!, ¡esta niña debe de estar TOCadísima!, y me olvidé.