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Julio Bobes, catedrático de Psiquiatría, Serafín Lemos, catedrático de Psicopatología y la Clínica Persum opinan sobre el fenómeno del Exorcismo en La Nueva España.

Publicado el 22/11/2016
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Por Esther Blanco , última actualización el 08/07/2019
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¿Qué hay detrás de lo que conocemos comúnmente como exorcismos? Julio Bobés, catedrático de Psiquiatría, Serafín Lemos, catedrático de Psicopatología y Esther Blanco y Andrés Calvo, directores de la Clínica Persum, opinan sobre el fenómeno.

Hace pocos días hemos recibido la noticia de un hecho sorprendente por raro, una joven fue trasladada al HUCA tras haberle practicado un exorcismo en una vivienda de Oviedo. Exorcizar es por definición expulsar al demonio de alguien. Este alguien «poseído» presenta reacciones violentas, pérdida de la consciencia, rechazo hacia lo sagrado, trastornos mnésicos y alucinaciones entre otros síntomas.

La psicopatología cuenta desde hace años con manuales de diagnóstico como el DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) en el que se recogen más de trescientas patologías. Entre ellos están los trastornos disociativos. Estos son los que históricamente han explicado los síntomas presentados por las personas «poseídas por el mal». En términos clínicos la disociación es la separación entre las funciones racionales y emocionales del cerebro lo que produce en el individuo estados alterados de conciencia como por ejemplo el trance. Se trata de una desintegración o compartimentalización de la consciencia que se produce ante situaciones de elevado estrés. La tendencia a disociar entre un individuo u otro es amplia dependiendo de su personalidad.

En términos sociales y aunque estemos en una sociedad global de la información es evidente que los conocimientos especializados como los arriba mencionados son exclusivos de los profesionales de la salud mental. Esta excesiva exclusividad del conocimiento es perjudicial para el paciente de la calle que está alejado del profesional de la salud mental al cual tiene que acceder de forma pública a través de los Servicios de Atención Primaria.

Un diagnóstico de la patología mental colocado «a nivel de calle» y una mayor aceptación por parte de la sociedad de la existencia y convivencia con los trastornos mentales posibilitaría que las personas aquejadas de un problema mental fueran acogidas y tratadas con mayor rapidez por los profesionales públicos o privados que están debidamente cualificados para dichos tratamientos. Las asociaciones no profesionales de enfermos y familiares cumplen un papel notable en la aceptación y comprensión del trastorno mental.

Lo ocurrido nos lleva de nuevo a reflexionar sobre la necesidad creciente de atención en salud mental  que tiene la población asturiana y su carencia de medios. La persona que padece un problema de salud mental, cerca de un 43% de los pacientes atendidos en las consultas de Atención Primaria, se encuentra en un estado de indefensión por la naturaleza de su problema/patología. En busca de una «mejoría» está fácilmente predispuesta a ser víctima de engaños y fraudes cuyas consecuencias pueden ser fatales como le podría haber ocurrido a la joven ingresada en el HUCA.

Andrés Calvo y Esther Blanco

CLINICA PERSUM

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