La xenofobia puede ser definida como el rechazo a los extranjeros o inmigrantes, con manifestaciones que pueden ir desde el rechazo hasta otro tipo de
agresiones.
Este tema, hoy día, está muy en boga, debido a las crisis que están enfrentando algunos países, por lo que son muchos los ciudadanos que recurren a otras naciones en busca de apoyo.
No todos los que salen de un país en crisis entran a otra nación por los medios legales, ni como asilados ni políticos, sino que, en algunas ocasiones, lo hacen de manera irregular.
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El término xenofobia proviene del griego xénos, que significa “extranjero” y phobos, que se traduce como “miedo.
Con ello se denota que el fenómeno no es nada nuevo, pese a que hoy día se le define como una ideología que rechaza las identidades culturales diferentes a las propias.
No obstante, cuando muchas personas, o inmigrantes, entran a un país de forma no planificada, descontrolada y por rutas irregulares, cabe preguntarse si el país destino cuenta con los recursos para recibir tal cantidad de personas, que generalmente emigran de forma masiva.
Cabe destacar que actualmente este fenómeno, en lugar de intentar comprenderse, se moraliza. Pero, también cabe preguntar si se trata de un mecanismo natural.
Muchas personas no temen a otra por su color de piel, su país de procedencia, ni sus conductas sexuales, o por la religión que profesen, sino que temor a la pobreza y marginalidad que puedan generar, ya que se trata, como se ha mencionado, de migraciones masivas, no planificadas.
Un caso para ejemplificar es el de Francia, quien no ha expulsado a muchos gitanos por el simple hecho de serlos, sino por la condición de ilegalidad, así como por el consumo que ellos hacen del Estado de una forma poco legal, es decir, fraudulenta.
Tal como se ha mencionado, la xenofobia no es un asunto novedoso. Desde que el bebé nace, siente apego hacia su madre, hacia lo conocido, pero cuando lo acogen brazos extraños, o percibe la presencia de un desconocido, sus alarmas de miedo se encienden; esto podría hacer pensar que se trata de un mecanismo innato para sobrevivir.
Pero, las raíces de la xenofobia se remontan muchos siglos atrás, quizá al comienzo de la humanidad cuando se organizaron los primeros grupos humanos, en los que se supone que existieron enfrentamientos y exterminios, sobre todo por asuntos territoriales.
Este sentimiento xenófobo surgiría como una forma de prevención ante la llegada
del extranjero, o sea, que lo que se percibe hoy día son vestigios de un raso evolutivo que proviene de épocas arcaicas.
La permanencia de este sentimiento xenófobo podría indicar que el miedo a lo diferente es innato y que forma parte de la historia evolutiva, por lo cual sería muy difícil erradicarlo.
En la antigua Grecia ya existían rastros xenófobos que se pueden analizar desde
la lectura de los textos platónicos, pues, se sobrevaloraba la “polis”, o la ciudad, en
detrimento de lo que fuese externo, del extranjero.
A lo largo de la historia también han existido muchas muestras de miedo a lo
diferente, tal como el racismo contra las étnicas americanas, el antijudaísmo, el
racismo colonial, el rechazo a los gitanos, entre otros.
Es cierto que la xenofobia y el racismo ha conducido al trágico extermino de
millones de seres humanos y que los grupos racistas, neonazis y xenófobos persisten en la actualidad, por lo que la comunidad internacional ha demostrado su preocupación.
Algunos discursos xenófobos se centran en la superioridad de una cultura por sobre otra, o el miedo a perder la identidad propia, así como las tasas de desempleo que aumentan con la llegada de extranjeros, sin mencionar la delincuencia en la que incurren muchos grupos que ingresan a un territorio de forma irregular; aunado a ello, el robo y el tráfico de drogas.
Todo ello ha conducido a que el extranjero se convierta en un hecho amenazante y que muchos Estados comiencen a endurecer sus políticas migratorias a fin de proteger su territorio, la seguridad de sus nacionales y su soberanía.
Por otro lado, también se ha aludido a los recursos con los que cuentan los Estados, los cuales no son infinitos, por lo que, si bien pudiesen existir acuerdos, tratados o la intención de recibir inmigrantes, no todas las naciones cuentan con los recursos monetarios y sociales para hacer frente a las grandes oleadas de inmigrantes.
El asunto de la xenofobia es un fenómeno social, cultural, pero se ha moralizado y esto ha acarreado cierto peligro, ya que se pierde la objetividad y esto hace que una gran parte de la población quede en silencio por miedo a ser considerado xenófobo y con ello perseguido.
No obstante, también cabe cuestionarse si existe la neutralidad en ciertas materias. Por ejemplo, para Mauricio Laccarino, en su estudio sobre ciencia y ética, la investigación y la tecnología están cambiando la sociedad en la que vivimos, lo cual lleva a que los científicos, incluyendo los sociales, ya no puedan afirmar que la ciencia es neutral, sino que todos deben considerar los aspectos sociales y éticos del trabajo que realizan.
Cada día, los valores de las personas se ven amenazados por las nuevas tecnologías y el impacto de los movimientos migratorios. Todos viven una vida en la que deben tomar decisiones que se basan en valores arraigados a la dignidad humana.
Pero, moralizar ciertos asuntos lleva a que muchos se sumen a lo que se
considera “correcto”, sin medir las consecuencias, y al silencio de otros cuando
piensan diferente, mitigando con ello el derecho a la libre expresión.
Así, hay quienes hoy día consideran que los Estados no están en derecho de imponer condiciones o sanciones a los ciudadanos que transitan por sus territorios, y, además, se asume que todas estas personas, por el hecho de ser humanos, portan buenos valores.
Sin embargo, la moralización de asuntos tan polémicos puede acarrear problemas mayores. Es indudable que existen crímenes xenófobos, o discriminaciones
debido a la raza o procedencia ética, pero, es un tema que debe permanecer
abierto al debate y no simplemente silenciar a quien piense diferente, ya que ello
no implica que todos carezcan de moralidad o actúen de mala fe, sino que se trata
de un fenómeno sumamente complejo en el que se deben analizar muchas aristas.
