PERSUM Clínica de Psicoterapia y Personalidad
Calle Uria, 18, 3º derecha, 33003 Oviedo, Asturias (ESPAÑA)
Cursos

Mindfulness Infantil

El Mindfulness o Conciencia Plena no difiere, en esencia, por ser adulto o infantil. Consiste en enseñar a practicar diversos ejercicios que nos permiten estar más presentes, es decir, a ser más conscientes de todo lo que ocurre, ya sea en nuestro interior o en el exterior. Para ello se utilizan prácticas de meditación y entrenamiento atencional diverso (juegos, fábulas, metáforas, ejercicios corporales...).

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Por Esther Blanco, última actualización el 29/01/2020

Curso de Mindfulness Infantil en Oviedo

El objetivo que se persigue es estar en el momento presente, en el aquí y el ahora, sin juzgar la realidad que nos acontece y sin rehuir ninguna experiencia. El Mindfulness consiste en aceptarse a uno mismo y en aceptar todo aquello que la realidad nos ofrece en el continuo fluir de la experiencia inmediata. Esta aceptación, esta observancia sin juzgar, nos permite tomar una mayor perspectiva ante la vida cotidiana.

La actitud Mindfulness nos permite observar lo que ocurre con detenimiento, para poder planificar nuestras siguientes acciones y llevarlas a cabo de una manera intencional, adecuada y controlada. Se trata de aprender a desactivar el “piloto automático” y, mediante un mayor grado de conciencia de nosotros mismos y de nuestro entorno, responder a lo que ocurre en cada instante con mayor atención, serenidad y compasión.

Duración del curso

El curso es una adaptación llevada a cabo en la Clínica Persum de los programas que han demostrado su utilidad en la población infanto-juvenil. Los programas originales tienen una duración de 8 semanas que hemos respetado fielmente para conseguir el mayor beneficio con eficacia contrastada.

Fechas en las que se imparte

Respecto a las fechas en las que se va a impartir este curso de Mindfulness Infantil en Oviedo, la próxima edición del curso dará comienzo el viernes 27 de septiembre de 2019.

Horario

El curso se impartirá de 17:00 h a 18:00 h durante 8 viernes consecutivos.

Dónde se imparte

El curso se imparte en las instalaciones de la Clínica Persum en la Calle Uría 18 de Oviedo. Disponemos de una cómoda sala grupal dispuesta para compartir el aprendizaje y disfrutar del curso.

Programa

Sesión 1: Introducción al Mindfulness

  • PRESENTACIÓN. Mediante dinámica de grupo, los niños se presentarán entre ellos por parejas. De esta manera, empezarán a conocerse y a interactuar. Se realizarán unas preguntas cerradas: nombre, edad, color favorito, animal favorito… Luego intentaremos recordarlo.
  • NARRACIÓN DE CUENTO “Correprisas y tumbona”, de Begoña Ibarrola. El cuento hace hincapié en la importancia de prestar atención a lo que hacemos y lo bueno de disfrutar de las cosas de la vida. Luego se realizan preguntas de compresión sobre el cuento y un coloquio.
  • MEDITACIÓN DE LA GALLETA. Meditación de la galleta (versión infantil). Se trata de aprender a saborear despacio las experiencias. Atención plena sobre la comida.
  • ATENTOS COMO RANAS. Se comienza a introducir a los niños en la meditación formal, invitándoles a comportarse como ranas (atentas e inmóviles, sin impulsividad, pero potencialmente capaces de respuestas rápidas y grandes movimientos).
  • Se introduce el concepto de Mindfulness.
  • Establecer un ritual de inicio y de despedida con conciencia plena (sonido de campana).

Sesión 2: La respiración. La segunda sesión se centrará en aprender a identificar la respiración.

  • Recordar la sesión anterior y hablar sobre lo aprendido en ella.
  • Regla de la campana y escuchar el silencio.
  • Repetir el ejercicio de estar atentos como ranas.
  • Empezar a identificar los ciclos respiratorios (inspiración y espiración).
  • Coloquio sobre qué es la respiración.
  • Estar atentos a la respiración (tumbados).
  • Canción “La isla interior”, del libro “Plantando Semillas”, de Thich Nhat Hanh.
  • Realizar un dibujo que represente un rincón tranquilo de su casa/habitación donde el niño pueda generar un “rincón de mindfulness” y poder allí practicar cuando desee.
  • Coloquio sobre lo aprendido en la sesión.

Sesión 3: Los sentidos. Esta sesión se centrará en prestar atención al entorno:

  • Meditación de la piedra
  • Escucha atenta de sonidos
  • Meditación con plastilina
  • Atención plena a olores (incienso, etc.)
  • Jugar a ser un extraterrestre y describir objetos cotidianos como si nunca se hubiesen visto antes (aprender a no juzgar con categorías predefinidas)
  • Coloquio sobre lo aprendido en sesión

Sesión 4: El cuerpo. Esta sesión se centrará en aprender a ser conscientes de las diferentes partes del cuerpo:

  • Jugar a ser un robot o un peluche (aprender a distinguir entre tensión/relajación)
  • Representar diferentes animales (movimientos)
  • Con ayuda de una pelota y por parejas, ir recorriendo las partes del cuerpo del compañero, que permanecerá con los ojos cerrados identificando las partes implicadas
  • Bodyscan o meditación centrada en el cuerpo, tumbados
  • Coloquio

Sesión 5: Las emociones. En esta sesión empezaremos a trabajar con las emociones primarias:

  • Diferenciar entre alegría, miedo, ira, tristeza, asco y sorpresa (se puede hacer con globos pintados)
  • Explicar para qué sirven las emociones (psicoeducación)
  • Dibujar las emociones en fichas
  • Aprender a identificar las sensaciones que producen las emociones en el propio cuerpo (meditación con una emoción)
  • Coloquio sobre lo aprendido

Sesión 6: Las emociones II. Seguiremos trabajando con las emociones:

  • Recordatorio de la psicoeducación emocional de la clase anterior
  • Recordar y explorar las emociones sentidas durante el día
  • Introducir algunas emociones secundarias (orgullo, vergüenza, envidia, amistad…)
  • Aprender a reconocer emociones en los demás. Respiración por parejas.
  • La caja de las emociones (cada uno elige una ficha de la sesión anterior con una emoción, la representa y los demás tratan de adivinar de qué emoción se trata)
  • Coloquio sobre lo aprendido

Sesión 7: Actitud Mindful. Ponemos en contacto a los niños con la actitud compasiva propia del Mindfulness:

  • Eligiendo el optimismo: explorar experiencias personales de progreso y superación (deportes, música, juegos…) para poner de relieve el valor del esfuerzo y la eficacia personal
  • Expresando gratitud: aprender a dar las gracias por todas aquellas cosas que nos hacen estar agradecidos
  • Pidiendo perdón: comprender y aprender el proceso del perdón reflexivo
  • Ser amable con el mundo: enseñar a practicar la amabilidad como fuente inagotable de recompensas externas

Sesión 8: Cuidar de uno mismo. La compasión hacia uno mismo es fundamental:

  • Abrazarse y acariciarse a uno mismo
  • Reconocer las fortalezas personales (autoconcepto y autoestima)
  • Ponerse a salvo y aprender a pedir ayuda
  • Cultivar la paz interior (reconocer un bienestar más profundo del que otorgan las gratificaciones materiales)
  • Dar a la felicidad la oportunidad de crecer (ejercicio de plantar judías)
  • Conciencia del futuro, esperanza y confianza en el esfuerzo personal

Mindfulness infantil

¿Quién lo imparte?

La práctica del mindfulness es instruida por un Psicólogo conocedor de los diferentes modelos terapéuticos que, unidos a la práctica del Mindfulness, conducen a una experiencia efectiva y segura.
El Psicólogo instructor nos permite poder manejar, con garantía profesional, las posibles dificultades que puedan ir surgiendo y extraer de la Meditación sus mayores beneficios. Sobre manera si hablamos de población infantil y juvenil.
Por sí mismo el Mindfulness es útil pero tiene resultados discretos e incluso no deseables si no es aplicado desde la formación del Psicólogo experto.

¿Cuál es el coste?

Cada una de las sesiones del curso tiene un coste de 20 euros. El curso tiene un coste total de 160 euros. Si acuden dos hermanos el coste será de 30 euros/pareja. El curso para ambos tendría un coste de 240 euros.

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    ¿Qué niños pueden beneficiarse del programa?

    Cualquier niño-joven entre los 7 y los 15 años puede empezar a beneficiarse de un programa de Mindfulness.

    Aunque es posible iniciarse con anterioridad en la practica del mindulness, incluso desde los 3 años,aconsejamos que por debajo de los 7 años se inicien en la práctica acompañados de sus progenitores y el mindfulness sea practicado dentro de las rutinas familiares.

    El entrenamiento atencional y las prácticas meditativas ayudan a mejorar muchos aspectos en el desarrollo normal del infante. La infancia, una época trufada de períodos críticos para el desarrollo personal, puede verse muy beneficiada cuando el niño practica Mindfulness. Por esta razón, no es necesario estar diagnosticado o sufrir alguna psicopatología para realizar Mindfulness. Todos los niños son bienvenidos.

    En casos de psicopatología sintomática declarada, reseñar que se ha utilizado Mindfulness infantil en casos de trastornos ansiosos, trastornos del estado de ánimo, TDAH, trastornos del aprendizaje e incluso autismo, y, en general, con buenos resultados. Sin embargo, cabe aclarar que el MINDFULNESS NO SUSTITUYE A OTRAS TERAPIAS, ni, por supuesto, constituye un remedio o una “curación” para ninguna psicopatología grave, sobre todo si ésta es de origen orgánico.

    Aclarado que nuestro programa de Mindfulness no es ningún tratamiento específico para ningún trastorno, lo que sí conseguimos por medio del Mindfulness es aprender a relacionarnos de una manera distinta con nuestras emociones y los problemas que las mismas comportan. Por ello, nuestro programa sí puede servir como un buen complemento terapéutico, pero no está diseñado para ejercer las veces de una terapia específica.

    Una pequeña anécdota

    Un día me hallaba deambulando por mi casa, atrapado por mis pensamientos, sin darme mucha cuenta de lo que sucedía a mi alrededor. De pronto, mi hija, con solo tres años de edad, me cogió por las manos, me sentó y me dijo: “Papá, mírame”. La miré a los ojos y vi que me sostenía la mirada. “Mírame”, repetía, mientras clavaba sus pupilas tiernas en mis grandes y experimentados ojos. “Respira hondo”, me dijo, sin soltarme las manos, mientras yo no daba crédito a lo que estaba sucediendo. “Respira, papá, porque te estoy hablando y no me escuchas”, decía, mientras seguíamos mirándonos a los ojos tiernamente. “¿Qué te estaba diciendo, papá?”, me preguntó, y yo no tuve más remedio que confesar: “No lo sé, hija, repítemelo. Ahora sí que te estoy escuchando. Dime lo que querías decirme. Papá está aquí”.

    La pobre criatura hacía un rato que trataba de llamar mi atención sin éxito; sin embargo, la niña no gritó, no tiró cosas al suelo, no cogió una rabieta, no me golpeó… Este comportamiento, de hecho, a veces sí lo hacía, como es normal en un niño. Pero, en esta ocasión, la niña se había percatado de que mi atención estaba dispersa y de que, en tal estado de consciencia, yo estaba más bien ausente, ¿dónde?, en algún lugar incierto del futuro o del pasado. Entonces, serenamente y con mucho amor y suavidad, me devolvió al presente, al aquí y al ahora, para que pudiéramos sintonizar y comunicarnos de igual a igual, en un mismo plano de consciencia. Evidentemente, sólo imitaba lo que yo a veces hacía con ella para que me prestara atención, pero me sorprendió su asombrosa capacidad para asimilar esta técnica. ¡Así son los niños: asombrosos y capaces!

    Los niños, en estas cosas, nos llevan bastante ventaja. Ellos nacen y viven en el presente de forma natural. Además, están más en contacto con su cuerpo y, en contra de lo que se suele creer, la meditación no es sólo una cuestión mental, sino que se centra habitualmente también en la exploración corporal, dado que entiende el cuerpo y la mente como una unidad indisoluble.

    A medida que van creciendo, el cerebro de los niños se desarrolla y nuestros pequeños se adentran en un mundo cognitivo complejo. Interiorizan el lenguaje, observan a sus modelos adultos, imitan nuestro comportamiento… El cerebro humano es algo maravilloso, pero también puede ser un arma de doble filo. En algún momento, los niños aprenden a sentirse preocupados por el futuro, a sufrir por el pasado, a boicotear la experiencia del presente, a confundir la realidad que experimentan con sus meros pensamientos acerca de esa realidad. Si piensan que hay un monstruo bajo la cama, no dudéis de que ese monstruo está ahí.

    El trabajo en Mindfulness infantil permite a los más pequeños retener esa esencia innata, esa capacidad para vivir el presente con conciencia plena, antes de que se malogre en el típico modo de vivir adulto, lleno de preocupaciones y desdichas autogeneradas. Decía Pablo Picasso: “Cuando era pequeño pintaba como Rafael y me costó una vida volver a pintar como un niño.” El Mindfulness ayuda a nuestros hijos a preservar esas cosas de la infancia que nosotros nunca debimos perder.

    Beneficios

    Los objetivos que perseguimos a la hora de formar niños tranquilos y atentos son múltiples. Los niños atentos:

    • Son más capaces de centrarse y concentrarse
    • Mejoran el aprendizaje y el rendimiento académico
    • Experimentan una calma creciente
    • Les cuesta menos regresar al equilibrio tras sufrir malas experiencias
    • Experimentan una reducción del estrés y la ansiedad
    • Mejoran el control de impulsos
    • Son más conscientes de sí mismos y se conocen mejor
    • Descubren formas más adecuadas de responder a las emociones difíciles
    • Son más empáticos y entienden mejor a los demás
    • Desarrollan la compasión y la amabilidad, tanto hacia sí mismos como a los demás
    • Desarrollan sus habilidades naturales de solución de problemas
    • Se duermen antes y su sueño es más reparador
    • Aumentan su nivel de bienestar y satisfacción general
    • Promueven mejores intercambios sociales, incluidos los familiares
    • Son más resilientes y salen fortalecidos de los retos

    En definitiva, son muchos los beneficios del Mindfulness infantil. En Persum creemos que es una muy buena idea animar a nuestros hijos a realizar esta práctica.

    “El niño es el padre del hombre”, escribía el poeta inglés Wordsworth. Esto significa que el Mindfulness puede ayudar a nuestros hijos, no sólo en el presente, sino que también les enseñará a ser unos adultos mejores en el futuro.

    Mitos comunes sobre el Mindfulness en la infancia

    El Mindfulness NO es una técnica de relajación

    No se debe confundir en ningún caso el Mindfulness con una técnica de relajación. Posiblemente tras la práctica del mindfulness consigamos una mayor quietud pero dista mucho de ser considerada una técnica de relajación. La práctica de la atención plena huye de la búsqueda de la relajación puesto que ello contradice el principio fundamental de observación de la experiencia interna sin ser juzgada.

    El Mindfulness NO sirve para gestionar las emociones

    Las emociones en ningún caso se gestionan. Las emociones se sienten y se regulan. El mindfulness se centra en la observación de las emociones, aceptándolas como propias, naturales y válidas. Se observan con distancia, con neutralidad y de esta experiencia surge la aceptación, la compasión y la calma que promueve beneficios en la regulación afectiva.

    Los niños no han de aprender a gestionar ninguna emoción. La palabra «gestión emocional» surge de entornos poco científicos y periodísticos muy alejados de la práctica clínica. Ninguna persona, sea niños o adultos han de aprender a gestionar una emoción. La regulación de las emociones propias es un proceso de gran complejidad, envergadura y seriedad que no es objeto de la práctica del mindfulness. Aunque del Mindfulness se obtengan beneficios emocionales, como una reducción de la ansiedad, no es a través de la actuación sobre las emociones, sino que la ansiedad disminuye en la medida que permanecemos como observadores neutrales de las experiencias emocionales.

    Ya aprenderán a meditar mejor cuando sean mayores

    Meditar es para todos, incluidos los niños. Esto está fuera de toda duda. Sin embargo, podemos aprovechar este mito para aclarar que enseñar Mindfulness no consiste solamente en entrenar la meditación, sino en muchas más actividades que complementan las meditaciones y que ayudan a desarrollar un mayor grado de conciencia. En el caso de los niños, el porcentaje de estas actividades complementarias aumenta considerablemente, porque las sesiones deben ser atractivas para los pequeños y así poder captar su interés. En las sesiones de Mindfulness infantil se realizan juegos, tanto individuales como cooperativos, se utilizan cuentos, vídeos y metáforas, se recurre a las canciones, a los muñecos, a la plastilina, al dibujo y a todas aquellas herramientas lúdicas que nos pueden ayudar a que el niño comprenda los fundamentos del Mindfulness de una forma divertida.

    El Mindfulness es muy difícil para los niños

    Mindfulness no es ningún reto intelectual, abstruso y elevado. De hecho, no hay que aprender a “hacer” nada, sino más bien a “ser” en las cosas. Se trata de una actitud, una manera más consciente de experimentar la realidad. Es más, puede resultar bastante más sencillo para los niños que para los adultos, dado que los niños suelen tener la mente más abierta a nuevas experiencias y aprendizajes. Además, dos cosas importantes: por un lado, los niños tienen mayor conexión con su realidad corporal y, por otro lado, su relación con el presente en general es más intensa. Cuando un niño llora, se angustia como si no hubiera un mañana. Cuando un niño disfruta, exprime ese placer al máximo. Esta intensidad vital constituye una guía natural para aprender a practicar Mindfulness y es la que nosotros queremos aprovechar.

    Los niños no sufren como los adultos y no necesitan psicología

    La capacidad de sufrimiento infantil es igual o mayor al sufrimiento adulto. En efecto, los niños padecen ansiedad, miedos, fobias, depresiones, déficit de atención (TDAH), problemas de control de impulsos, abusos y todo tipo de alteraciones capaces de provocar graves sufrimientos psicológicos. Los niños pueden beneficiarse de cualquier técnica psicológica, incluido el Mindfulness, tanto o mejor que los adultos.

    No quiero introducir a mi hijo en asuntos religiosos o místicos

    El Mindfulness, o la meditación terapéutica, no tiene nada que ver con ninguna religión. Se basa en técnicas que los seres humanos han utilizado desde hace milenios y que, eventualmente, han sido adoptadas por muchas religiones a lo largo de la historia y, dado el éxito de las religiones en la historia humana, han terminado siendo famosas. No obstante, ello no significa que tales técnicas pertenezcan en exclusiva a ninguna religión. A la psicología científica sólo le interesan los beneficios terapéuticos de la meditación y, por ello, el Mindfulness está exento de cualquier traza mística o religiosa. El Mindfulness es, básicamente, una disciplina científica que consiste en un entrenamiento cognitivo-atencional que nos permite ser más conscientes del presente, sin ningún interés en el misterio o en la trascendencia espiritual. Este tipo de experiencias es mejor buscarlas en los templos.

    Me da miedo que mi hijo cambie o se vuelva raro

    Cambiar es inevitable. Todos cambiamos. Los niños cambian más deprisa. Como dijo el filósofo, cada vez que miramos al río, sus aguas son distintas. Nuestros hijos cambian constantemente, ante nuestros propios ojos, y no queda otra que aceptarlo. Hacerlos más conscientes de estos cambios les ayudará a monitorizar mejor su crecimiento. En lugar de dejarse llevar pasivamente en la aventura del desarrollo, a través de la práctica de Mindfulness adquirirán un rol más activo en su crecimiento. Al conocerse mejor a sí mismos y ser más conscientes de su proceso personal, tendrán más libertad a la hora de decidir cómo les gusta ser y qué es lo que desean llegar a conseguir.

    Ejercicios Mindfulness Infantil

    Dada la heterogeneidad que demuestran los niños y las diferentes necesidades que presentan en función de sus distintos momentos evolutivos, es difícil generar un programa pautado de Mindfulness Infantil. En Persum evaluamos continuamente las características de los niños de cada grupo (edades, necesidades, preferencias, capacidad de aprendizaje y adaptación…) y, en consecuencia, se revisa continuamente la aplicación de nuestro programa de Mindfulness, tratando de que los niños avancen siempre de manera motivada y divertida para ellos.

    Los objetivos a alcanzar son los mismos para todos los grupos y en todos los cursos que hacemos, pero las estrategias para conseguirlo y los contenidos concretos de las sesiones pueden variar bastante, con la finalidad de adaptar al programa a cada grupo de niños. Creemos que es mejor ser flexibles y adaptar el programa a los niños, que obligar a los niños a adaptarse a un programa rígido que, en muchos casos, sólo cosecharía sensaciones de frustración y de fracaso.

    Algunos ejemplos de los ejercicios que utilizamos en las sesiones de Mindfulness infantil son:

    • El juego de los extraterrestres
    • El ejercicio de la rana
    • Ejercicios para mejorar la concentración
    • Mindfulness con los diferentes sentidos (gusto, tacto, vista, oído, olfato)
    • Aprendiendo optimismo
    • Expresando gratitud y amabilidad
    • Anclarnos en la respiración
    • Ser un peluche o un robot
    • El ejercicio del spaghetti
    • Aprendiendo a surfear
    • Primeros auxilios para sentimientos desagradables
    • El lugar seguro
    • Regando las semillas de la alegría
    • Huellas en la arena
    • La isla interior
    • La libertad emocional
    • Sintonizando con los demás
    • Buenas noches

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