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¿Cómo ayudar a una persona alcohólica con depresión?

Publicado el 15/02/2023
en .
Por Esther Blanco , última actualización el 16/02/2023
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Persona alcohólica con depresión

Todos hemos oído hablar de la depresión, de una manera u otra. Todos conocemos a una persona que ha pasado por una o lo hemos visto en la televisión.
Incluso lo empleamos en nuestro día a día, con la típica expresión de “estar depre” o
“menuda depresión”.

De la misma manera, la mayoría de las personas se imagina a una persona con
depresión como una persona achacada por una enorme tristeza, mal aseada, que no se
levanta de la cama y que ve el mundo con unas gafas negras y un pesimismo arrollador.
Es posible, incluso, que esa imagen venga acompañada de una persona que bebe todos
los días y que es violenta, aunque, en realidad, está sumida en una tremenda culpa que
le empuja hacia la botella.

Ambas imágenes están alimentadas por las series, películas y noveles que, de
una forma u otra, han generado un cierto estereotipo acerca de la depresión.

Sin embargo, la realidad no es muy lejana.

Alcohol y Depresión: El Diagnóstico Dual

El abuso de alcohol y la depresión son dos fenómenos que, con cierta frecuencia,
van de la mano, hasta el punto de que la ocurrencia de ambos en una misma persona
recibe un nombre específico: Diagnóstico o Patología Dual.

Este nombre hace referencia a la presencia de un problema psicológico (en este
caso, la depresión) y un problema de abuso de sustancias (el alcoholismo). La Patología Dual es uno de los diagnósticos más complicados y que más ayuda profesional
requieren para mejor su pronóstico, es decir, la posibilidad de que se dé una mejora en
el futuro, en vez de un empeoramiento.

Sin embargo, dada su dificultad y dado que resulta de la mezcla de dos problemas, la Patología Dual no cuenta con muchos recursos en España para su tratamiento correcto, lo que deja a los que lo sufren y a sus familiares en una situación complicada.

¿Qué puedo hacer si consumo alcohol y tengo depresión?

Como ya se ha dicho, la mezcla entre la depresión y el abuso del alcohol es una
cuestión complicada.

Si has acudido a este artículo puesto que este tema te toca de lleno, lo mejor es
que contactes con un profesional de la salud mental para un consejo mucho más
pormenorizado y ajustado a tu situación.

Sin embargo, en el presente artículo se ofrecen unas pocas guías generales que
pudieran orientar como manejar esta situación.

Antes de nada ¿quiere ayuda?

Hipócrates decía: “Antes de curar a alguien, pregúntale si está dispuesto a
renunciar a las cosas que lo enfermaron”
Una de las primeras barreras a la hora de ayudar a alguien, especialmente en un
caso de abuso de sustancias, es la disposición de la otra persona a ser ayudada.
Ofrecer ayuda a quien no quiere ser ayudado es jugar a un tira y afloja constante,
donde uno no deja de sentirse cada vez más frustrado y el otro no para de ganar de
fuerza. En estos casos, tirar de la cuerda hace daño, pero lo más sensato y sano quizás
sea soltarla.
Por el contrario, si la otra persona desea esa ayuda, se cuenta ya con una
posición ventajosa y una disposición enormemente positiva.

2. La depresión y el alcohol son buenos amigos

La depresión y el abuso de alcohol son dos grandes enemigos para la persona,
pero, a la vez, entre ellos, son dos grandes amigos. La depresión produce una gran
infelicidad, fácilmente ahogada por el desenfreno y entumecimiento que genera el
alcohol mientras que este produce, a la larga, unos efectos secundarios, tanto físicos
como psicológicos, que pueden sumir a una persona a una depresión.

En definitiva, la depresión y el abuso del alcohol se retroalimentan el uno al otro
y juntos van a un ritmo distinto que por separado.

Por tanto, pretender cortar el consumo de alcohol sin atender al malestar y a la
tristeza en la que está viviendo la persona no suele tener resultado. Asimismo, intentar
ayudar sin valorar cómo el abuso de alcohol puede estar afectándola lleva por el mismo
camino.

Lo importante es atender a ambas cosas a la vez.

3. Ofrece compasión

Debajo del consumo, de las borracheras, de la posible violencia que venga con
ellas…. Debajo de la pena, de la dificultad para lograr que haga algo, de la frustración…
Debajo de todo eso, se encuentra, ante todo, una persona que sufre tanto que necesita de
una droga (el alcohol) para paliarlo.

Estas situaciones generan muchos sentimientos encontrados en las personas que
rodean a una persona que sufre así. Desde lástima por la persona, hasta rabia e
impotencia. Muchas veces es fácil perderse en esa frustración y llegar a generar
sentimientos de odio, de ira… hacia la persona.

Sin embargo, actuar según estos sentimientos y perder de vista el sufrimiento
insoportable que atenaza a la persona con una Patología Dual impide el camino a la
recuperación.

Quizás sea más útil ofrecerle a la persona algo de compasión, de permitirle un
momento de respiro donde no sea juzgado, sino comprendido.

4. Ofrece paciencia

¿Y si nada cambia?

¿y si no quiere ayuda y todo va a peor?

¿Y si no veo esperanza?

Esta es una triste realidad en casos tan complejos como los casos de Patología
Dual. Si la persona no quiere recibir ayuda y no quiere cambiar, la tendencia es que
vaya a peor y que las personas que la rodean se sientan, a su vez, cada vez más
enfadadas, frustradas y tristes.

¿Qué se puede hacer entonces?

Como ya se ha dicho, intentar ayudar a quien no busca ser ayudado es complicado y suele terminar en una dinámica donde ambas personas acaban agotadas.
Lo único que cabe esperar es paciencia. Ofrecer compasión y ayuda en aquellas
cosas en las que se pueda actuar, siempre manteniendo una puerta abierta al momento
en que la persona busque ayuda. A veces, es lo único que se puede hacer.

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