Dice el psicoanalista Jacques Lacan que el verdadero amor es dar aquello de lo que carecemos nosotros. Ofrecer algo al otro que para nosotros es costoso supone un verdadero esfuerzo que le da significado al regalo.
Sin duda, una idea muy alejada de lo que hoy vivimos de cara a las Navidades y en concreto, una idea difícil de aplicar ante el gran dilema de ¿qué regalar a nuestros hijos en Navidad?
Vivimos en una sociedad donde los objetos susceptibles de ser regalados están al alcance de todos. Regalamos conforme a nuestro nivel adquisitivo, pero eso el niño no lo sabe. Esto es, un Iphone para unos papas pudientes es muy similar a un teléfono low cost en un hogar con menos recursos.
Todos nos llevamos las manos a la cabeza cuando un niño percibe un regalo muy costoso, sin embargo, ofrecemos a nuestros hijos sin mayor reparo un catálogo de una juguetería para que elijan qué les apetece.
Los niños no toman en cuenta el valor económico del regalo, puesto que ellos necesitarían manejar un cómputo general de variables de las que no disponen. Los niños desconocen el valor económico en relación al poder adquisitivo de su familia, esa información pertenece a sus padres.
Presentar a un niño un catálogo de juguetes es matar su ilusión, su deseo. Si un niño manifiesta un deseo por un determinado juguete, podemos observar cómo, tras un breve período pasando hojas de un catálogo, comienza a desear tenerlo casi todo. Con posterioridad, para nuestra sorpresa, pasará a no desear nada tras ser abiertos de forma compulsiva todos los regalos.
Si ustedes ansían cambiar de coche y es algo por lo que llevan suspirando mucho tiempo, y de repente, lotería navideña mediante, pudiesen elegir entre todos los coches posibles del mundo, tras un primer momento de euforia e ilusión, observarían el decrecimiento de su deseo. Muy probablemente ustedes terminarían por no renovar su viejo coche. Al fin y al cabo: está tan lleno de recuerdos!
«El exceso mata el deseo, todos lo sabemos, o lo hemos experimentado»
Este dilema es resuelto por algunos padres regalando solo cosas útiles. Las cosas útiles son “cosas” igual que lo son otros obsequios. Una chaqueta es una “cosa” igual que lo es una muñeca.
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El “regalo cero” no significa no regalar, sino regalar algo que reúna la cualidad de ser costoso para el que regala y verdaderamente disfrutado para el que recibe.
No se trata de una cuestión de cantidad, aunque sí es importante limitar la cantidad de regalos, sino que es una cuestión de calidad. Es una cuestión de qué es lo que regalamos.
Plantéese regalar aquello costoso de verdad.
Impida que las Navidades adquieran un significado económico. Explíquele cuál es el motivo de celebración de estas fechas, sea usted religioso o no. Igual que probablemente le ha explicado el día de la Constitución, explíquele el por qué de estas fiestas.
Usted está escribiendo emocionalmente el significado de las navidades en sus hijos. Su futuro está condicionado por las vivencias de su presente en la relación con usted. Las Navidades adquirirán el significado que usted forje en el presente. Esfuércese por dejar una impronta de amor.
«Los objetos se consumen, los afectos permanecen»
Este artículo es nuestro pequeño regalo para ustedes en estas fechas. Gracias por su interés!