La ansiedad puede ser normal en la vida, pues, todas las personas se preocupan
por ciertas cosas cada día. No obstante, el trastorno por ansiedad generalizada se define por la preocupación extrema que siente la persona, incluso cuando no hay ninguna
razón para ello, o el motivo es muy mínimo.
Tabla de contenidos
De acuerdo con al Manual Diagnóstico y Estadístico (DMS-5), las características
principales del trastorno de ansiedad generalizada son una ansiedad persistente y
excesiva, así como una preocupación sobre varios aspectos, como el trabajo y el
rendimiento escolar, que la persona percibe como difícil de controlar.
Además, la persona que sufre de ansiedad generalizada podría experimentar
síntomas físicos, tales como sensación de nerviosismo, inquietud, fatiga fácil,
dificultad para concentrarse, tensión muscular y alteraciones del sueño.
La ansiedad generalizada se caracteriza por una preocupación excesiva, o
anticipación aprensiva, que se produce durante varios días, durante un mínimo de
seis meses, en relación con diversos sucesos o actividades, como la actividad
laboral o escolar.
Cabe destacar que la ansiedad, la preocupación y los síntomas físicos suelen
causar un malestar significativo en la vida de quien padece la ansiedad
generalizada, pudiendo causar un deterioro en varias áreas importantes de su
vida.
Este trastorno puede comenzar a desarrollarse de forma lenta desde la adolescencia o la adultez temprana y la persona puede experimentar los siguientes síntomas:
Bien sea que se trate de un niño, un adolescente o un adulto, todos pueden
experimentar síntomas físicos que les dificultan el funcionamiento cotidiano.
Estos síntomas pueden mejorar, así como también pueden empeorar durante los
episodios de estrés, al tener una enfermedad física o en época de presentación de
exámenes en la escuela; también, durante conflictos familiares o diferencias con
los amigos o la pareja afectiva.
Algunos de los síntomas físicos son los siguientes:
De acuerdo con Sadaf Munir, en su estudio sobre la ansiedad generalizada, la etiología se encuentra en relación al estrés, el padecer de una condición física, tal como diabetes u otra comorbilidad -como la depresión-, factores genéticos, abuso infantil, o abuso de sustancias.
Para Michelle A. Patriquín, en su investigación sobre los mecanismos neurobiológicos del trastorno de ansiedad generalizada y el estrés crónico, se estima que los genes contribuyen desde un 30 y un 50 % en el desarrollo del trastorno de ansiedad.
Pero, un trastorno de ansiedad, debido a factores no genéticos, aclara Patriquín, puede representar un 50 y 70 %, por lo que es probable que los factores ambientales, entre los que se encuentra el estrés y el trauma, contribuyan al desarrollo de los trastornos de ansiedad, a través de mecanismos epigenéticos que podrían afectar el desarrollo de la ansiedad, incluso comenzando en el útero, como en el caso de las madres diagnosticadas con un trastorno de ansiedad que no recibieron medicamentos para ello y que han mostrado una metilación alterada del ADN, de la región promotora del gen receptor de glucocorticoides en la sangre del cordón umbilical y el genoma, pudiendo aumentar el riesgo de que su hijo desarrolle un trastorno de ansiedad.
En cuanto a los factores más relacionados con aspectos ambientales, nos encontramos con desarrollos de la personalidad en ocasiones evitativas, dependientes o estructuras límite dentro de las cuales es fácil acabar desarrollando un trastorno de ansiedad generalizada. En estos casos es complejo discernir si hablamos de una correlación o de una causalidad. En cualquier caso se hace imprescindible el abordaje desde la estructura de personalidad del consultante.
Aunque se trata de afecciones diferentes, lo cierto es que suelen manifestarse en conjunto. La ansiedad se puede presentar como un síntoma de la depresión clínica (mayor), aunque también se puede tener depresión a causa de un trastorno de ansiedad u otro.
Por ello, el diagnóstico muchas veces se presenta con ansiedad y depresión. La
buena noticia es que los síntomas de ambas afecciones pueden mejorar.
En primer lugar, el paciente debe conversar con su médico sobre los síntomas. El
médico le hará un examen y rellenará una historia clínica para descartar que no se
trate de un problema físico.
Para el paciente suele en ocasiones ser difícil distinguir entre un problema físico (cardíaco) y un síntoma ansioso. Se hace necesaria una exploración médica que descarte patología alguna.
El trastorno de ansiedad generalizada se suele tratar con medicamentos, psicoterapia, o con ambos.
Una de las psicoterapias más efectivas si del síntoma hablamos es la terapia cognitivo-conductual, pues resulta muy útil para abordar este tipo de trastorno, ya que le enseña al paciente diferentes formas de comportarse, de pensar y de reaccionar ante diferentes
situaciones, lo cual le ayudará a sentirse menos preocupado o ansioso.
Respecto a los medicamentos, esta es una decisión que debe tomar el médico
psiquiatra junto a su paciente para indicarle el más apropiado, ya que hay varios
tipos de medicamentos que son eficaces para el trastorno de ansiedad generalizada, tales como los inhibidores selectivos de recaptación de serotonina (ISRS), los inhibidores de recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN), otros medicamentos serotoninérgicos y las benzodiazepinas.
Los medicamentos para tratar la depresión también son usados comúnmente para
tratar los síntomas ocasionados por la ansiedad generalizada y pueden tomar
varias semanas para comenzar a percibir sus efectos.
Cabe resaltar que dichos medicamentos también pueden tener efectos secundarios, tales como dolores de cabeza, dificultad para dormir, náuseas, entre otros efectos que no son graves, sobre todo si se comienza con una dosis baja del medicamento y poco a poco se va aumentando.
En el caso de las benzodiacepinas, estos fármacos son sedantes, pero pueden ser
usados para manejar las manifestaciones más graves del trastorno de ansiedad, y
pueden actuar de forma rápida, aunque muchos pueden generar dependencia si
se les usa muy continuo.
Antes de iniciar un tratamiento farmacológico se recomienda:
–Iniciar una psicoterapia para el síntoma ansioso con psicoterapia cognitivo conductual
–Conocer el origen estructural del síntoma. La forma de ser que puede explicar el desarrollo y mantenimiento del síntoma ansioso. En este caso se recomienda el uso de psicoterapias destinadas al cambio estructural. Como mencionamos anteriormente, personas evitativas, dependientes y en ocasiones con un Trastorno límite de la personalidad manifiestan una sensación de ansiedad continua y/o difusa de difícil curación desde modelos únicamente cognitivo-conductuales.