La ansiedad generalizada es un trastorno en el que la persona sobreestima la probabilidad de sucesos negativos, en especial los que tienen que ver con posibles daños, enfermedades, problemas económicos o relacionados con acontecimientos negativos que puedan suceder a sus seres queridos.
Por ello se muestra irritado la mayor parte del tiempo, se fatiga con facilidad, esta siempre alerta y se sobresalta con facilidad, tiene alteraciones en el sueño y dificultad para concentrarse.
Las personas que sufren de ansiedad generalizada conviven constantemente con una sensación de alerta y tensión. Esperan siempre que ocurra algo malo, lo que acaba provocando gran fatiga, malestar y depresión. Estas personas pierden toda sensación de seguridad en sus vidas, entendiendo todo lo que les rodea como potencialmente dañino. Esta preocupación excesiva sobre diferentes temas afecta a la vida normal de la persona, dificultando por ejemplo su concentración en el trabajo, afectando a sus relaciones sociales y familiares, etc…
Siempre permanecen alerta esperando que suceda una desgracia: pérdida económica, laboral, muerte, enfermedad,…
En la ansiedad generalizada siempre existe una preocupación excesiva que puede tener que ver con diversos temas y que se prolonga durante 6 meses como mínimo, generando problemas en el funcionamiento cotidiano de la persona. Esta preocupación no es controlable y la persona tiene al menos 3 de los siguientes síntomas:
Estos síntomas no se deben al efecto de ningún medicamento o droga, ni se puede explicar mejor por otro trastorno mental.
El tratamiento de la ansiedad generalizada puede incluir, psicoterapia para el manejo emocional, cambios en los hábitos de vida de la persona, y/o tratamiento farmacológico.
Existen distintos tipos de psicoterapia que se puede utilizar en este trastorno. La más habitual es la terapia cognitivo-conductual para el abordaje a corto plazo del problema. Incluye técnicas cognitivas, conductuales y técnicas de relajación.
Hoy en día el modelo cognitivo conductual se muestra insuficiente para eliminar definitivamente el malestar. La psicoterapia cognitivo conductual ha de ser incluida dentro de una intervención más amplia donde se añadan otros enfoques que garanticen la recuperación plena de la persona. Se ha de tomar en consideración no solo el síntoma ansioso sino la personalidad, esto es, la forma particular de cada persona de ver el mundo, que en última instancia ocasiona el síntoma de ansiedad generalizada.
Para ello se utilizan otros modelos recogidos dentro de la llamada Psicoterapia de corte integrador adaptada a la personalidad de cada paciente. Se trata de una psicoterapia más completa que utiliza las técnicas provenientes de las distintas escuelas teóricas que han demostrado su eficacia en el tratamiento de la ansiedad generalizada.
El tratamiento que mejor funcionamiento ha demostrado en este tipo de trastornos es el cognitivo-conductual siempre y cuando sea incorporado dentro de un modelo más amplio de psicoterapia conocido como psicoterapias integradoras (de modelos teóricos científicos con evidencia)
La ansiedad generalizada «solo» es un síntoma. Es el resultado final de una forma de «ver el mundo», el síntoma final de una personalidad determinada. La personalidad del paciente ha de ser tomada en consideración para elaborar tratamientos psicológicos «a la carta». Se trata de no aplicar técnicas «estándar» o procedimientos estanco, sino adaptar la psicoterapia a cada paciente y su personalidad.
Es muy habitual que personas con características dependientes, evitativas y/u obsesivas en su personalidad manifiesten problemas de ansiedad generalizada.
El tratamiento psicológico ha de incluir la consideración del estilo de ser o personalidad de cada individuo para producir cambios a largo plazo y erradicar definitivamente el síntoma ansioso.
En casos más graves, al inicio del tratamiento puede ser aconsejable combinar esta terapia con algún psicofármaco que disminuya la ansiedad.
Con esta psicoterapia se pretende que el paciente aprenda a conectar sus pensamientos, comportamientos y síntomas.
Esta terapia se centra en encontrar pensamientos recurrentes que causan ansiedad en la persona por ser pensamientos basados en razonamientos equivocados, como por ejemplo la exageración de los riesgos, el pensar en términos de “todo o nada” …Una vez reconocidos esos errores cognitivos, se trata de sustituirlos por otros más racionales a la vez que se usan técnicas de control de la ansiedad, como la relajación, para el control de los síntomas.
El tratamiento orientado por la personalidad, tanto en este trastorno como en otros, tiene la ventaja de que no solo se utiliza una técnica concreta, sino que se adapta a cada paciente en concreto, dependiendo de sus características de personalidad. De esta forma, podemos saber el por qué del inicio del trastorno, integrándolo en la historia de vida del paciente y en los rasgos de personalidad que facilitan la aparición de un trastorno u otro.
Al realizar un enfoque basado en la personalidad, que no solo trabaja el síntoma, sino la raíz del problema, podemos evitar que en un futuro existan recaídas.
En psicoterapia es importante no solo atajar el síntoma, sino hacer al paciente consciente de cómo ha llegado a desarrollarse su problema, a fin de poder evitarlo en un futuro.
El mindfulness es una técnica que surge de la meditación zen y trata de conseguir en el paciente una atención plena en la que podamos conectar con el aquí y ahora sin juzgar nuestros pensamientos o emociones, simplemente aceptándolos.
En la ansiedad generalizada existe dificultad para manejar la incertidumbre, lo que convierte las preocupaciones diarias que cualquier persona puede tener en algo patológico. El mindfulness pretende facilitar la aceptación de esta incertidumbre y de las sensaciones internas y pensamientos que genera. Esta técnica pretende enseñar al paciente a aceptar sus pensamientos y emociones de forma que generen menos malestar, ya que la resistencia a las cosas que nos perturban, lo único que consigue es acrecentar nuestro malestar. Con el mindfulness se aprende a no tener que responder de forma automática a nuestros pensamientos o emociones, sino a observarlos y aceptarlos dejando que vayan perdiendo fuerza por sí mismos.
La relajación se utiliza como técnica complementaria en diversas psicoterapias. Nos sirve como una forma rápida y sencilla de manejar la sintomatología física.
Existen diferentes técnicas de relajación, unas más corporales y otras más mentales. Habitualmente se comienza con las técnicas de relajación con mayor componente corporal y una vez dominadas se pasa a la relajación mental. El entrenamiento en relajación, no solo se debe hacer en la consulta, sino que es importante que la persona lo practique en casa para obtener un mayor dominio.
Es importante incluir las técnicas de relajación dentro de una psicoterapia más amplia. Las técnicas de relajación han de ser convenientemente aplicadas puesto que no pueden ser utilizadas por el paciente como una suerte de evitación del síntoma.
En ocasiones se han practicado las técnicas de relajación para «no sentir» o eliminar la ansiedad que tanto se teme. Y, aunque es cierto que la ansiedad no es deseable, no es a través de su evitación como se consigue su desaparición. La ansiedad ha de ser comprendida desde su origen, el paciente ha de conocer cómo ha llegado a generar el síntoma ansioso, ha de comprender qué función cumple su ansiedad. No ha de pretender erradicarla o alejarla. Ha de conocer su origen, el motivo por el que ha llegado a sufrir la ansiedad y no tanto entender la ansiedad como un molesto conjunto de síntomas físicos a erradicar.
Los medicamentos normalmente utilizados en el tratamiento de la ansiedad generalizada son los antidepresivos y los ansiolíticos.
El tratamiento farmacológico tiene que estar siempre supervisado por el médico y no se puede abandonar repentinamente porque generaría efectos adversos.
Si alguien de tu entorno tiene este trastorno, es importante que le ayudes a ver la importancia de someterse a tratamiento psicológico. La mejor ayuda se ofrece a través del apoyo: escuchando a la persona sin juzgarla. Pero debemos tener mucho cuidado con no actuar de forma complementaria (y por ello perjudicial) a la persona que sufre ansiedad generalizada.
Infórmate sobre el trastorno para conocerlo y que no te “asusten” sus síntomas.
En ocasiones, la familia responde de una forma complementaria. Ofrecen a la persona afectada por ansiedad generalizada ayuda para evitar situaciones que son fuente de ansiedad. Les tratan de convencer una y otra vez de la imposibilidad de que ocurran las desgracias que la persona ansiosa anticipa. Le acompañan al médico a realizar pruebas que reconocen innecesarias, participan de complejos y repetidos rituales que ofrecen calma al paciente o le acompañan continuamente para que pueda llevar a cabo una vida «más normal». Todas estas actitudes bienintencionadas son perjudiciales a largo plazo y no contribuyen a que el paciente solicite ayuda profesional.
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