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El trastorno borderline o trastorno límite de la personalidad (TLP) se encuentra ubicado en el grupo B de los trastornos de personalidad (trastornos dramáticos, emocionales o erráticos). Podemos definir el TLP como un Trastorno de la Personalidad caracterizado por la dificultad que presentan los pacientes de regular sus emociones, presentando una inestabilidad emocional fuerte, pensamientos polarizados, impulsividad y unas relaciones interpersonales caóticas.
En una persona con un Trastorno Límite de la Personalidad también pueden presentarse intentos frenéticos de evitar el abandono, ya sea real o imaginario, desencadenando un comportamiento destructivo para su entorno o para ellos mismos, comprometiendo en ocasiones la propia vida. Una definición bastante acertada para describir a personas con este trastorno la hizo Schmideberg (1959), refiriéndose a estos pacientes como: personas «establemente inestables». Por lo que debido a sus características clínicas, se convierten en pacientes de difícil manejo por ser exigentes, acríticos con ellos mismos, invasivos y con tendencia a la manipulación.
Su diagnóstico es complicado de realizar, quizás porque esta sintomatología en un principio era usada para determinar a ese grupo de pacientes que no encajaban en ninguna enfermedad mental conocida, o simplemente para esos casos de difícil diagnóstico y tratamiento. Suele ser más complicado llegar a un diagnóstico definitivo cuando los pacientes se encuentran en la adolescencia. Por lo tanto, las únicas personas capacitadas para dar un diagnostico son los profesionales de la Salud Mental.
Se desconoce el origen que puede tener este trastorno mental, aunque muchos especialistas han desarrollado diferentes supuestos que pueden influir, junto con la combinación de circunstancias del entorno y los factores genéticos.
En el caso de Kenneth R. Silk (1997), psiquiatra especializado en este trastorno, sugiere que la conducta de estos pacientes puede estar influenciada por importante alteraciones en los neurotransmisores, por lo que una persona con trastorno borderline puede presentar dificultades debido a una alteración en ciertos neurotransmisores como:
Su origen también suele relacionarse a experiencias tempranas de agresiones sexuales y físicas. No obstante aunque estos abusos pueden ser un factor desencadenante del trastorno, no todos los pacientes con TLP tienen un historial de agresiones. De hecho, John D. Preston (1997) señala que alrededor del 25% de estos pacientes no han mostrado evidencias de estrés o traumas tempranos. Por lo tanto no es acertado relacionar directamente los abusos físicos y sexuales en la infancia con el trastorno borderline.
Debemos admitir un origen pluricausal en el Trastorno Límite de la Personalidad desde un punto de vista Psicológico:
Con respecto a las causas sociales, no podemos olvidar que la época en la que vivimos está caracterizada por el individualismo, la soledad, la superficialidad en las relaciones y los apegos, pueden estar influenciando sobre l origen o al menos el mantenimiento del Trastorno Límite
Síntomas afectivos:
Síntomas impulsivos:
Síntomas interpersonales:
Síntomas cognitivos:
En cuanto a las conductas impulsivas de los pacientes, sus porcentajes sueles oscilar entre los siguientes:
Para los familiares de un paciente con este trastorno la convivencia suele ser bastante difícil, debido en muchas ocasiones a la incomprensión de las actitudes exacerbadas del paciente. También es normal que los familiares sientan emociones muy fuertes, principalmente desencadenadas por lo habitual de estas actitudes extremistas, por lo tanto, emociones como la ansiedad, la preocupación, el miedo e incluso la frustración por no poder ayudar son muy normales. Por ello, lo más recomendable para estos familiares de pacientes con Trastorno Límite de la Personalidad es acudir a un profesional en el área de la salud mental, para que puedan ser orientados correctamente y además eviten el desgaste emocional. Este asesoramiento se realizará adecuadamente cuando el profesional estudie el caso del paciente y pueda adaptarse a las necesidades tanto del individuo que padece Trastorno Límite de la Personalidad como de los familiares.
Un profesional de salud mental podrá ayudar a una persona con Trastorno Límite de la Personalidad siempre que disponga del conocimiento y la experiencia necesaria en el abordaje de los Trastornos de la Personalidad, siendo el TLP uno de los trastornos más difíciles de tratar. Deberá evaluar al paciente desde un punto de vista individual o y como parte de un sistema familiar y social, lo que más que facilitar el tratamiento, lo vuelve más complicado debido a las variables. No existe por sí mismo un manual de acción para personas con este tipo de trastornos, esto se debe a que cada caso está condicionado por factores como: personalidad del paciente, entorno y situación.
En conclusión, las personas con este trastorno no están incapacitadas bajo ningún contexto, por lo tanto, pueden desarrollarse ampliamente en muchos aspectos de la vida, en especial si cuentan con ayuda y apoyo. Pero para ellos llevar una vida normal es muy difícil, aunque si cuentan con la suficiente atención y empatía por parte de su entorno, pueden lograr una vida plena y contrarrestar muchos aspectos de su trastorno.