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Psicología infantil

Pañales y control de esfínteres

Publicado el 05/06/2018.
Por Esther Blanco , última actualización el 31/10/2019
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La adquisición del control voluntario de la micción es un fenómeno complejo que requiere la maduración del Sistema Nervioso Central. La continencia urinaria comprende una serie de habilidades adquiridas secuencialmente:

  • Conciencia de la necesidad de orinar
  • Inicio voluntario de la micción y retraso de la misma
  • Inhibición de la micción automática durante el sueño.
    Un niño podrá poner a voluntad de controlar el acto de micción de la orina, o de defecación de heces, cuando su organismo puede hacerlo; es decir, cuando ha madurado. 
    Si su sistema no está preparado para hacer algo, por mucho que queramos que el niño las realice no podrá. Pero, si su organismo está preparado para controlar a voluntad, se debe someter a un aprendizaje del control de esfínteres que le llevará a la obtención de unos hábitos. Se trata de que el niño aprenda a controlar a voluntad a abrir o cerrar una serie de músculos. El hecho de iniciar el aprendizaje del control de esfínteres es una “presión” necesaria que el niño recibe de su entorno.

Controlar esfínteres no es solo una cuestión orgánica, que se acabará logrando en un momento u otro. Controlar esfínteres tiene unas consecuencias psicológicas, es un aprendizaje importantísimo para el niño y no debiéramos restarle importancia.

El autocontrol tiene que ver con inhibir acciones y el control de esfínteres hace madurar al niño en este sentido. Aprender a controlar los esfínteres es una cuestión de gran envergadura dentro del aprendizaje. Es una gran conquista mental. Además al favorecer la maduración del sistema nervioso el niño estará más maduro para aprender otras cosas incluso de tipo cognitivo.
Aprender a hacer pis, como aprender a leer, aportan madurez al cerebro.
Desde luego: ¡NUNCA hay que obligar al niño a hacer algo que no puede!

Y aunque es verdad que la máxima seguridad de maduración la encontramos a los dos años, muchos niños pueden controlar el pis y la caca después de los doce meses.
No existe una edad a la que quitar el pañal, debemos tener en cuenta la madurez del niño. No es tanto una cuestión de edad como de madurez. 
El sistema nervioso debe estar maduro para que el pañal sea quitado pero si actuamos convenientemente en el tiempo, lo que hacemos es estimular las funciones cerebrales, por lo que el niño ejercitará más y mejor su sistema nervioso.

Entre los 12 y los 18 meses, el niño comienza a tomar conciencia de su necesidad de orinar al reconocer las señales de distensión y de llenado procedentes de su vejiga. Este avance se produce como consecuencia de la maduración del sistema nervioso. En este momento puede ser que el niño empiece a hacer alusiones al pis, por ejemplo, adopta ciertas posturas como las piernas en tijera, pone caras, gestos, muecas, muestra molestas ante el pañal y el pis o la caca que hay en él, se le quita el pañal y lo tiene seco (en la siesta), indica necesidad de ir al baño con ademanes o muecas.

A los 3 años la mayoría de los niños ya han aprendido a contraer los músculos pélvicos, son capaces de inhibir el vaciado y retener la orina durante cierto tiempo cuando su vejiga está llena, y de iniciar voluntariamente la micción. En esta etapa la capacidad de la vejiga aumenta progresivamente.

El control inhibitorio diurno se transfiere a las horas de sueño. Los centros corticales detectan las contracciones del detrusor  e inhiben la relajación del esfínter. La menor producción de orina durante la noche y el hecho de que la vejiga pueda almacenar una mayor cantidad de orina sin que se produzca  las contracciones de micción hace posible el control nocturno del pis. Si la presión besical excede  los niveles de ajuste del músculo detrusor, las sensaciones de llenado despertarán al niño antes de que se dispare el reflejo de micción.

Hasta que todas estas capacidades se estabilicen lo más frecuente es que ocurran varios “accidentes” y el niño se haga pis.

Consecuencias  de hacerse pis:

  • Recibir regañinas de sus padres lo que hace que el niño experimente más ansiedad y sea más difícil el control voluntario.
  • Darse cuenta de que el resto de los niños ya no llevan pañal o no se hacen pis por las noches. Esto hace que se sienta diferente e inseguro y creará una imagen negativa de sí mismo.
  • Restricción de actividades como ir a una guardería donde no está permitido que un niño no controle esfínteres, ir a dormir a casa de un amigo o familiar, ir a una excursión.

Todas estás consecuencias se unen a la tensión que genera en los padres y el control del pis se convierte en un problema familiar que puede dar lugar a un empeoramiento de las relaciones familiares, reducción de contactos positivos entre padres e hijo, baja autoestima, aislamiento, y aparición de otras conductas no deseadas: falta de interés en el colegio, timidez, problemas para relacionarse con los demás niños, falta de autonomía en otros aspectos e la vida del niño como el aseo personal, problemas con las comidas, etc.

Ayudar al niño a resolver el problema del control del pis mejorará la imagen que tiene de sí mismo y esto le beneficiará en el resto de las áreas.

El control vesical e intestinal suele seguir la siguiente secuencia:

  1. Control de heces nocturno
  2. Control de heces diurno
  3. Control de la orina diurno
  4. Control de la orina nocturno

FACTORES DE ENTRENAMIENTO

Estos son algunos de los factores a tener en cuenta. Cada niño es diferente y las causas de la ausencia del control de esfínteres pueden ser varias. Estas solo son algunas recomendaciones generales para enfrentarse al problema. Un psicólogo podrá evaluar convenientemente cada caso particular y encontrar la causa o causas que lo está provocando así como orientar adecuadamente.

  • No precipitar el momento del control. El niño empieza avisando de que se ha hecho algo después de haberlo hecho, le siguiente paso es observar cómo avisa mientras se lo hace encima. Este puede ser buen momento para comenzar a pensar que el niño empieza a estar preparado.
  • Otros signos de su preparación es observar cómo se levanta seco de la siesta o tras la noche. El niño protesta o se tira del pañal puesto que no le gusta estar mojado. Observamos como hace muecas o pone las piernas en tijera
  • Procurar que el niño se siente en el orinal a ser posible a las mismas horas. En el caso del control de la caca es adecuado que esas horas sean detrás de las comidas puesto que los movimientos peristálticos del intestino se ven favorecidos.
  • Presentarle su orinal para que sepa que es lo que se espera de él y dónde ha de hacerlo. No obligarle a que se siente. Podemos acostumbrarlo a sentarse incluso estando el niño vestido. O que siente a alguno de sus muñecos
  • Si no hace nada se le anima a levantarse de él y se sentará más tarde cada hora u hora y media. Animarle a ir al baño decididamente, por ejemplo “vamos a ir al baño a ver si sale algo”, no hacerlo mediante una pregunta ¿te apetece ir al baño? Es difícil que el niño nos diga que sí puesto que seguro interrumpimos alguno de sus juegos y eso no le va a gustar
  • Si antes de ese tiempo le vemos signos como poner caras lo animamos a ir inmediatamente
  • Aunque no llegue a tiempo al orinal o el baño le felicitaremos igual animándole a la siguiente ocasión como nueva oportunidad para conseguirlo
  • Avisar al niño que vamos a quitarle el pañal y animarle diciéndole que es capaz de hacerlo
  • El clima de entrenamiento ha de ser relajado y agradable (palabras amistosas y afectivas, premiar los logros con alabanzas)
  • No utilizar castigos o burlas para “presionar”. Utilizar el elogio ante progresos concretos como pedir pis, sentarse en el orinal, …)
  • Utilizar juegos para empezar a trabajar el control del pis, por ejemplo sentar a las muñecas a hacer pis, contar cuentos sobre dicha temática,…
  • Cuando el niño muestre habilidades como bajarse los pantalones, sentarse en el orinal, ir solo al baño, dejarle que lo haga solo y elogiar con entusiasmo sus logros.
  • No etiquetar al niño diciéndole “eres un bebé”. Las regañinas y los castigos no son eficaces y el niño experimentará ansiedad, inseguridad y pesimismo acerca de la solución.
  • Cuando comencemos a plantearnos que el niño deje de usar el pañal, debemos prescindir de él definitivamente aunque se produzcan escapes. Con los pañales el niño se confía y no recurre a estrategias como pedir pis o correr al baño. El mismo consejo para la noche. Si el niño se acostumbra a tener pañales o toallas  el niño no se esfuerza y se “da permiso” para hacerse el pis. Además se acostumbra a la humedad de los pañales y lo percibe como algo normal en vez de algo molesto.
  • No restringir lo líquidos a los niños. Este procedimiento no da resultado y al contrario la vejiga no se habitúa a soportar cantidades de orina normales.
  • Una vez conseguido el control diurno del pis pasaremos inmediatamente al control nocturno. Los primeros días podemos levantar al niño al baño cuando los papás se vayan a acostar.

¿CUANDO SE CONVIERTE EN  PROBLEMA?

Se llama ENURESIS a la emisión repetida de orina durante el día o la noche en la cama o en los vestidos. En la mayoría de los casos suele ser involuntario, pero en ocasiones es intencionado. Para establecer un diagnóstico de enuresis  la emisión de orina debe ocurrir por lo menos dos veces por semana durante un mínimo de tres meses, o bien debe provocar malestar significativo (social, académico o de otras áreas del niño). El niño debe haber alcanzado una edad en la que es esperable la continencia y que está establecida en los 5 años. La Enuresis puede ser solo nocturna o solo diurna, o ambas.
A los 5 años de edad  la prevalencia de enuresis es del 7% en niños y del 3% en niñas.

Aunque la edad para diagnosticar un problema de Enuresis está establecida a los 5 años, sobre los 3 – 4 años el niño es habitual que consiga el control del pis y la caca.  Aunque el niño no haya alcanzado los 5 años puede experimentar consecuencias importantes derivadas de no controlar sus esfínteres. La importancia de este problema dependerá de si el niño tiene más o menos edad (no es lo mismo que un niño de 2 años se le escape el pis a que lo haga un niño de 4 años), si ocurre todas las noches o solo alguna, si ocurre desde siempre o tras el nacimiento de un hermano. En cualquier caso el no controlar los esfínteres puede tener consecuencias importantes en la vida del niño y vale la pena tratar de resolverlas.

CAUSAS

No hay una sola causa que explique todos los casos de enuresis infantil. Para encontrarla debemos recurrir a explicaciones biológicas (de transmisión genética, capacidad vesical, disfunción vesical, hormona antidiurética, problemas renales, lesiones en la médula espinal que se acompañan de otros síntomas bien evidentes) y causas psicosociales. Entre estas últimas están:

  • Experiencias de aprendizaje inadecuadas, por un aprendizaje demasiado acelerado o demasiado laxo. Exigir demasiado pronto antes de que el niño esté preparado el control de esfínteres hace que el niño asocie todo lo que tiene que ver con los esfínteres a algo desagradable que trate de evitar y le genere ansiedad. Los padres reaccionan presionando más al niño que puede producir en él ansiedad que retrase el control de la micción e incluso estreñimientos.
  • Utilizar método como el castigo, la burla para querer ejercer control sobre los niños: “No te da vergüenza mojar la cama a tu edad. ¡Mira a tus amigos como ya no se hacen pis”
  • Los pequeños pasos que el niño van dando no se tienen en consideración puesto que se considera que es lo normal que ha de ir consiguiendo.
  • A veces la falta de control de esfínteres se dan junto con una serie general de falta de autonomía. Son niños a los que sus padres aún les asean, les visten, les dan de comer, les dictan todas y cada una de las cosas que tienen que hacer.
  • En otros casos las familias se “despreocupan” del problema puesto que es el tiempo el que terminará por hacer que el niño deje de hacerse pis sin tener en consideración las consecuencias que el niño experimenta en su día a sí, o bien consideran que es un problema hereditario y que no se puede hacer nada por cambiarlo. Piensan en general que “con el tiempo se les pasará”.
  • Estrés psicosocial del niño como el nacimiento de un hermano, ser hospitalizado, una separación de los progenitores, el fallecimiento de un familiar,…
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