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¿Qué relación hay entre la depresión y el alcohol?

Publicado el 13/02/2023
en .
Por Esther Blanco , última actualización el 14/02/2023
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¿Qué relación hay entre la depresión y el alcohol?

La depresión es una de las afecciones mentales más comunes en la actualidad. De
hecho, en 2020, el Instituto Nacional de Estadística difundió que el 5,25% de la
población española mayor de 15 años sufre, en mayor o menor grado, una depresión.
Esta tasa es cuanto menos sorprendente y preocupante, especialmente si se tiene
en cuenta que la depresión acarrea una serie de síntomas muy dolorosos para la persona.

¿Qué es exactamente la depresión?

Todos hemos oído hablar de la depresión e, incluso, es probable que hayamos
usado la palabra para hacer referencia a esos momentos en los que estamos alicaídos o
sin ninguna energía.
Cuando se piensa en la depresión, se suele pensar en: una tristeza insoportable;
una imagen del futuro pesimista; una sensación de ser un inútil o no valer nada; una
pérdida en el disfrute de los hobbies y otras actividades; un aseo y cuidado personal
nulos; un estado bajo de energía, hasta el punto de no querer salir de la cama; e, incluso,
pensamientos suicidas.

Este estereotipo de depresión en el imaginario popular puede acercarse a lo que
es realmente la depresión clínica. A ello se le sumaría la dificultad para concentrarse,
bien el insomnio o bien unas ganas enormes de dormir y un enlentecimiento general en
el comportamiento, como si todo tu cuerpo pesase una tonelada.

Sin embargo, es probable que no se den todos estos síntomas a la vez, sino que
existan grados y perfiles diferentes en cada persona. Por lo general, se diagnostica una
depresión siempre y cuando una persona padezca cinco o más de estos síntomas, con
una duración de más de 2 semanas.

Depresión y Alcohol: Diagnóstico Dual

Dentro de la imagen que se tiene también de la depresión está la del borracho
deprimido que pasa sus días bebiendo para olvidar, hasta que necesita beber para olvidar que bebe.

Por desgracia, este retrato de la depresión no es inusual. El consumo de alcohol
entre las personas que padecen depresión es frecuente, conociéndose como Diagnóstico
Dual.
El Diagnóstico Dual es uno de los diagnósticos con peor pronóstico, esto es, que
es más probable que, en un futuro, la persona que lo padezca no tienda a mejorar, sino a
empeorar, incluso si se encuentra bajo tratamiento, sea este psicológico o psiquiátrico.
Esta resistencia a la mejora se debe a que la depresión y el alcohol se complementan demasiado bien.

Depresión y Alcohol: Dos enemigos muy amigos

Pongamos un ejemplo. Jesús es una persona que sufre depresión. Tras la pérdida
de su empleo y unos problemas con su pareja, ya no quiere salir de casa y se siente un
fracasado sin solución. No se relaciona con nadie porque cree molestar a los demás y
tampoco lee como hacía antes porque ya no le llena igual, así que se pasa el día en el
sofá, viendo la tele con una cerveza en la mano.

Pregúntate ¿Por qué bebería Jesús? Para saberlo, quizás haya que preguntarse
porqué suele beber la gente.

No es necesario tener depresión o alcoholismo para darnos cuenta de que beber
suele ser algo entretenido. Sabe bien, nos desinhibe y nos permite hacer cosas que no
haríamos sobrios, nos ayuda a pasar un buen rato y olvidarnos de nuestras penas…
Ahora, imagínate que eres Jesús y que sabes que beber te va a proporcionar un periodo
de relajación, de soltura, de alegría… ¿No querrías beber?

Por supuesto, el alcohol no dura para siempre. Es una ola que nos sitúa en su
pico durante un tiempo, haciéndonos disfrutar de la brisa y el éxtasis de la embriaguez
para, luego, tirarnos contra el suelo, generándonos una resaca molesta, incómoda y,
sobre todo, triste.

Si seguimos con el ejemplo, Jesús se encuentra cada día con ese primer subidón
y esa resaca, con esa subida y esa bajada. Ahora ya, esta bajada, dolorosa, se une a los
propios problemas que ya padecía antes de beber, así que la solución está clara:
Si cuando bebo, no me encuentro mal, para no encontrarme mal de nuevo, tengo
que beber.

Esto lleva a Jesús a sumirse en un círculo vicioso donde cada vez bebe más para
encontrarse mejor, encontrándose cada vez peor y, así, bebiendo de nuevo para
solventarlo. Este consumo exacerbado, además, genera una dependencia física del
alcohol que incita a Jesús beber más y más, ya que su cuerpo se empieza a pedir.
El ejemplo de Jesús es, cuanto menos, un estereotipo muy definido de Diagnóstico Dual y, en su caso, es fácil ver porqué bebe. Sin embargo, la realidad puede ser más complicada.

¿Alcoholismo deprimido o Depresión alcohólica?

Imagina ahora que, tras perder el trabajo, Jesús comenzó a acudir más al bar para
distraerse de la sensación de fracaso que sufre. Allí, comienza a beber más y más, lo
cual le genera problemas con su pareja y unas resacas enormes. Estos mismos
problemas le empujan de nuevo hacia el bar, donde continúa bebiendo.

El abuso de alcohol continuado genera a largo plazo problemas de concentración
y de memoria, un estado de ánimo cada vez más apagado y unos síntomas de
abstinencia tales como el insomnio, la dificultad para realizar tareas…
Todo esto, unido a los problemas con su pareja, han hecho que Jesús se sienta
incluso más inútil y fracasado, con pocas ganas de hacer nada excepto beber en casa,
tanto para acallar sus penas como para ahogar la necesidad que siente de beber.

Parece, por tanto, que el alcohol es el desencadenante de la depresión que achaca
hoy en día a Jesús, pero pensar en términos de la gallina o el huevo no es útil en el caso
del Diagnóstico Dual.

La depresión y el consumo de alcohol se retroalimentan, formando un lazo complicado de romper.

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