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Psicología infantil

La influencia de la televisión, los videojuegos e internet

Publicado el 05/06/2018.
Por Esther Blanco , última actualización el 31/10/2019
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La aparición cada vez mayor en nuestros hogares de nuevas tecnologías como Internet, junto a las ya existentes como la televisión y los videojuegos ponen a los padres en una posición cada vez más difícil a la hora de saber cómo administrar dichos recursos ante los hijos.

Lo que está claro es que por muy avanzada que esté la tecnología no se puede dejar el proceso de aprendizaje en manos de ella, no al menos de forma única. Los padres son los agentes responsables de la educación de los hijos, desde su socialización, regulación emocional, participación en tareas escolares, y por supuesto supervisión de programas televisivos, tipos de videojuegos que sus hijos manejan y materia que obtiene vía web, así como uso del chat que sus hijos hacen.

No se trata de impedir a los niños el acceso a las tecnologías, puesto que Internet supone hoy en día el mayor acceso a la información nunca visto, el teléfono móvil la más rápida forma de comunicación a la que nunca hemos asistido. Sin embargo el uso inadecuado de todo ello está incidiendo junto a otros factores en los siguientes aspectos:

  • Imitación de comportamientos inadecuados. El niño puede observar muchas situaciones sociales a través de la televisión. Entre otras las conductas violentas como medio para resolver los conflictos  de las que hablamos más abajo.
  • Aprendizaje de una perspectiva irreal de la sexualidad desprovista de la afectividad.
  • Aprendizaje de formas de relacionarse con los demás, donde las conductas prosociales, de cooperación pasan a un segundo plano
  • Observación de ciertos valores
  • Los niños aprenden a valorar y necesitar cierta estimulación que otras  actividades no les proporcionan como un paseo por el campo
  • En el sistema emocional, el niño aprende la forma en la que los seres humanos se relacionan unos con otros y el manejo de las emociones
  • Observación de ciertos comportamientos como normales como el uso del alcohol o los porros
  • Exaltación de ciertas características personales como la belleza y la erótica
  • Actitudes machistas. Aprendizaje de estereotipos femeninos y masculinos.
  • Hábitos, por ejemplo de higiene, salud, alimenticios, deportivos,…
  • ADICCIONES
  • Reducción del tiempo para otras actividades como relaciones familiares, sociales en general, de estudio, juegos en grupo, lectura
  • Trastornos del sueño,
  • Ansiedad, puesto que por ejemplo en el caso de los videojuegos la estimulación por conseguir un nuevo avance en el juego produce el deseo de seguir intentándolo a pesar del tiempo que conlleve y de una forma inmediata, lo que hace que se experimente ansiedad al dejar de hacerlo.
  • Efectos negativos sobre la salud física como aumento de la tensión arterial, tensión ocular, cambios circulatorios
  • problemas en las relaciones sociales al no permitir que el niño ponga en práctica un aprendizaje normal de las habilidades sociales necesarias
  • Sedentarismo

Desde la literatura científica existe un amplio consenso acerca de que la exposición a la violencia televisiva incrementa  la agresividad física exhibida por niños y adolescentes.
En la a aparición de conductas violentas inciden factores psicológicos, familiares, sociales y culturales, que en conjunto someten al niño a cierta vulnerabilidad para la comisión de actos violentos. No se trata de una relación causa-efecto, esto es, el hecho de observar en la televisión o participar del uso de videojuegos violentos explica únicamente la tendencia a ser violento. Son un conjunto de factores los que inciden en ello. Pero sin duda la televisión basura y agresiva, los videojuegos violentos contribuyen a una sociedad llena de violencia.

Los mecanismos psicológicos a través de los cuales la observación de la violencia televisada puede llegar a facilitar conducta agresiva implica que los niños aprenden que determinados tipos de agresión están más justificados o son más aceptados bajo determinadas circunstancias. La observación de la violencia  incrementa por tanto el nivel de tolerancia, enseñando a los niños que la observan a elevar el nivel de la conducta agresiva “aceptable”.

Los niños  no están preparados cognitivamente para poder ser críticos y analizar todo aquello que se les presenta en la televisión, de esta forma al observar con tanta asiduidad imágenes violentas pueden habituarse a tales formas de resolver conflictos y pensar que es una manera lícita de solucionar problemas.

Los padres son responsables de hacer una selección de aquello que llega a sus hijos, y de participar activamente en la interpretación que los niños están haciendo de lo que ven y oyen.

Pero además la televisión está impidiendo al niño relacionarse más con sus amigos, hermanos y padres, adquirir hábitos de lectura, desarrollar una afición, hacer deporte, …

La agresividad a los 4 años es algo normal, pero si con 8 años el niño sigue manteniendo conductas hostiles debemos pensar en un problema clínico.

¿QUÉ PODEMOS HACER?

  • Controlar la cantidad de tiempo que pasan los niños frente a la Tv, internet, videojuegos. Fijar horarios de encendido y apagado de la tv, ordenador, consola, horas en las que no se debe utilizar el teléfono
  • Supervisar el tipo de información que reciben por estos medios, por ejemplo saber qué programas de tv van a ver, qué páginas web visitan, colocar adecuados filtros en el ordenador para que un niño no pueda acceder a páginas de contenido sexual.
  • Escoger junto al niño los programas más adecuados para su edad.
  • Ayudarle a interpretar adecuadamente la información que recibe. Ver con él la tv, navegar por Internet para enseñarle a saber diferenciar entre aquellas páginas web que ofrecen calidad de aquellas que no lo hacen. Internet ofrece mucha información y buena pero hay que saber encontrarle.
  • Enseñarle a que interprete adecuadamente la publicidad y su intención persuasiva
  • No usar las tecnologías para que el niño esté distraído, sino como un medio más al alcance para su formación.
  • Fomentar la capacidad crítica con respecto a la información que le llega. El niño tenderá a pensar que aquello que se ofrece a través de una pantalla ha de ser bueno.
  • Del mismo modo enseñarles a diferenciar entre realidad y fantasía
  • Fomentar en ellos con el paso del tiempo la capacidad para que decidan responsablemente cuánto tiempo van a dedicar a tv, videojuegos. Han de aprender a autorregularse ellos mismos y no solamente responder a los castigos de sus padres.
  • Explicarle a los niños las ventajas e inconvenientes de los chat. Explicarles que los chat sirven como un  medio más para comunicarse con sus amigos pero que no pueden suplantar las relaciones sociales. Los chat resultan atractivos dado el carácter de anonimato que ciertos chats ofrecen a las personas una forma ficticia de comunicarse puesto que una persona ofrece una imagen que no siempre coincide con la realidad que es recibida por otra persona que “construye” también imaginariamente  al otro. Las relaciones son cara a cara y por ello dan lugar a una desinhibición que no ocurriría en las conversaciones cotidianas. Además los chat se ofrece como una historia entre personas inconclusa, es decir, mientras una película tiene un principio y un final, una relación personal con alguien a través de un chat no ofrece
  • Por las cuestiones citadas anteriormente es posible en ciertas personas que se produzca cierta dependencia de los chat . Además el chat puede dar a las personas cierta sensación de pertenencia a un grupo y por tanto de seguridad que no obtienen en la vida real. Como también ofrece la sensación de intimidad y conexión social acelerada, intimidad que no se obtienen en la vida real de una forma tan rápida. Todo ello puede sentirlo la persona como un deseo de conexión diaria
  • Las personas más vulnerables a la influencia de Internet son aquellas que  con déficit de personalidad como importante introversión, baja autoestima, déficit en las relaciones interpersonales.
  • No permitir y asegurarse de que los niños entienden los motivos por los que no han de tener citas con personas que han conocido en la red
  • Enseñar a los niños a proteger sus datos personales sobre el colegio al que asisten, dónde viven, nombre y apellidos, direcciones de correo electrónico.
  • Conocer con respecto a los videojuegos aquellos que existen en el mercado que puedan ser educativos. Jugar con él cuando sea posible y fomentar los juegos que impliquen la participación de un equipo.
  • No permitirles el uso de videojuegos violentos, sexistas, que no fomenten la solidaridad. Existen juegos que fomentan los deportes, las aventuras, el conocimiento del medio, de los valores éticos y morales. Estos juegos por lo general no producen ansiedad puesto que no están constituidos por un sinfín de pantallas que producen mucha estimulación en el niño y el deseo de avanzar una y otra vez
  • Los teléfonos móviles no tiene ninguna utilidad en el mundo infantil. Un niño pequeño ha de estar supervisado por sus padres o personas de confianza que siempre saben dónde está. La finalidad del teléfono no olvidemos que es la comunicación no un método de control y supervisión. A  los niños y adolescentes se les ha de inculcar el respeto a las normas parentales y la responsabilidad. Con el paso de los años los niños han de aprender a controlar su propia conducta, no estar continuamente externamente controlados y utilizar el teléfono para ello.
  • Enseñar a los adolescentes un uso adecuado del teléfono con una supervisión del tiempo y del dinero que invierten en él.

Bibliografía:

  • Gargallo López, B. (2005). Niños hiperactivos (TDA-H). Causas. Identificación. Tratamiento. Una guía para educadores. Barcelona: CEAC.
  • Greeland Kaiser, S. (2013). El niño atento. Bilbao: Editorial Desclee.
  • Mabres, M. (2012). Hiperactividades y déficit de atención. Comprendiendo el TDAH. Barcelona: Octaedro.
  • Pérez Álvarez, M. (2018). Más Aristóteles y menos Concerta. Barcelona: Nuevos Emprendimientos Editoriales.
  • Siegel, D. J. y Hartzell, M. (2012). Ser padres conscientes. Barcelona: Ediciones La Llave.
  • Siegel, D. J. y Payne Bryson, T. (2011). El cerebro del niño. 12 estrategias revolucionarias para cultivar la mente en desarrollo de tu hijo. Barcelona: Alba Editorial.
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