Los miedos son muy comunes durante la infancia y la adolescencia. La mayoría de los miedos suelen ser transitorios, de intensidad leve y específicos de una edad. Suelen tener una finalidad adaptativa, descienden con la edad y son más frecuentes en las niñas.
Pero estos son muy intensos pueden llegar a interferir en la vida del niño y agravarse en la adolescencia. Los miedos además de interferir en el desarrollo del niño y adolescente pueden permanecer en la vida adulta y son un factor de riesgo para experimentar otros trastornos de ansiedad y, diferentes alteraciones psicopatológicas en la vida adulta.
Conviene por tanto diferencia los miedos “normales” propios de la infancia, que remiten espontáneamente con el paso del tiempo, de los miedos “patológicos” o fobias que requieren tratamiento. Estas son algunas de las claves para pensar que el miedo de nuestro hijo no es normal.
Edad | Miedos |
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De 0 a 2 años | Pérdida brusca de la base de sustentación, ruidos fuertes, extraños, separación de los padres, heridas, animales, oscuridad |
De 3 a 5 años | Disminuyen: pérdida de soporte, extraños Se mantienen: ruidos fuertes, separación, animales, oscuridad Aumentan: daños físicos, personas disfrazadas |
De 6 a 8 años | Disminuyen: ruidos fuertes, personas disfrazadas Se mantienen: separación, animales, oscuridad, daño físico Aumentan: seres imaginarios (brujas, fantasmas, extraterrestres,…), tormentas, soledad, escuela. |
De 9 a 12 años | Disminuyen: separación, oscuridad, seres imaginarios, soledad Se mantienen: animales, daño físico, tormentas Aumentan: escuela (exámenes, suspensos), aspecto físico, relaciones sociales, muerte. |
De 13 a 18 años | Disminuyen: tormentas Se mantienen: animales, daño físico Aumentan: escuela, aspecto físico, relaciones sociales, muerte |