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Trastornos de personalidad

Dependencia normal y dependencia patológica

Publicado el 15/05/2018.
Por Esther Blanco , última actualización el 31/10/2019
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La dependencia no solo no es mala sino que es deseable. En toda relación de pareja es necesario cierto nivel de dependencia para mantener el vínculo unido.
Sin embargo la dependencia puede convertirse en problema cuando un cónyuge necesita recibir continuamente manifestaciones de afecto por parte del otro. Lo contrario de la dependencia es el independentismo que también ocasiona serios problemas a la hora de establecer un vínculo amoroso.
La diferencia entre una «dependencia normal» en una relación de pareja y una «dependencia patológica» es más una cuestión de cantidad que de calidad, es decir: a todos nos gusta estar con nuestra pareja pero el dependiente necesita estar constantemente con su pareja, incluso estar permanentemente “en la mente del otro”. A todos nos gusta tener a nuestra pareja para nosotros, pero el dependiente quiere al otro miembro de la pareja en exclusividad, sintiéndose  celoso de otros familiares o hijos. Cuando una pareja nos deja nos sentimos mal y eso es lógico, pero el dependiente busca de una forma rápida encontrar de nuevo otra pareja.
Cuando una persona sufre esta situación se encuentra ante un problema que el clínico ha de saber diagnosticar.

¿ES LA DEPENDENCIA EMOCIONAL UN DIAGNÓSTICO CLÍNICO?

La DEPENDENCIA EMOCIONAL no es un diagnóstico clínico.

El diagnóstico de “dependencia emocional” no existe. Los patrones que presenta una persona que depende emocionalmente de los demás son comunes a otras personalidades de las que sí existe diagnóstico como por ejemplo el Trastorno Límite de la Personalidad o el Trastorno Dependiente de la Personalidad.
La dependencia emocional es un rasgo o característica dentro de un diagnóstico más amplio. Es importante conocer cuál es el TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD de alguien que manifiesta dependencia emocional.

¿QUÉ DIAGNÓSTICO PUEDE TENER UN DEPENDIENTE EMOCIONAL?

La importancia de establecer cuál es el diagnóstico de una persona que sufre dependencia emocional es crucial para el tratamiento.

El DSM-IV-TR (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos) menciona diez trastornos de la personalidad.
Uno de ellos es el TRASTORNO DEPENDIENTE DE LA PERSONALIDAD (no dependiente emocional). La persona que padece un Trastorno dependiente de la personalidad se considera una persona inadecuada, ineficaz e incompetenteLa presencia de los demás es lo que al dependiente le permite sentirse competente y valioso. Así pues,  la ausencia de los demás (padres o pareja) genera un estado mental muy temido que es el de vacío. Por ello tiende a fusionarse con el otro y sufre las separaciones y rupturas de forma dramática. Podríamos decir que una característica del dependiente es la DEPENDENCIA EMOCIONAL puesto que busca en los demás la validez que él no tiene. Pueden ser personas competentes a la hora de enfrentarse a las responsabilidades del mundo adulto pero se apoyan en el otro para conseguir hacerlas con seguridad.
Pero existen también personas que padecen un Trastorno dependiente de la personalidad  y que consideran la asunción de papeles adultos como algo terrible y tienden a no formalizar relaciones de pareja. Ni siquiera está clara en ocasiones su identidad sexual. La base de su seguridad puede ser el apoyo recibido de los padres. En este caso no hablaríamos de dependencia emocional con una pareja, pero sí de dependencia de los demás.

Un dependiente necesita de otra persona para sentirse autoeficaz. No significa que el otro haga las cosas en lugar del dependiente, el dependiente sabe hacerlas por sí mismo, lo que ocurre es que el dependiente necesita del otro para “conectarse” con su autoeficacia, pareciendo incluso una persona de gran autonomía y seguridad.

¿QUÉ OTRAS PERSONALIDADES PUEDEN EXPERIMENTAR DEPENDENCIA EMOCIONAL?

Algunas de las personalidades que pueden tener como síntoma la dependencia emocional son las siguientes:

  • TRASTORNO DE PERSONALIDAD EVITATIVO Temen el abandono  y se encuentran siempre pendientes de cualquier posibilidad de abandono.
  • TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD HISTRIÓNICO. Muchos histriónicos no han desarrollado un sentido sólido de la propia identidad, son dependientes y exigentes, buscan constantemente la aprobación de los demás para mantener su estabilidad. Se vincula a los otros de forma desesperada como queriendo fusionarse con ellos. Sufre gran sentimiento de vacío y desesperación en las rupturas.
  • TRASTRONO LÍMITE DE LA PERSONALIDAD. Debido a su gran sensación interna de vacío mantienen relaciones interpersonales como fuente de apoyo, ayuda y aprobación. Es decir, la personalidad límite unida a otros rasgos de personalidad por ejemplo, la evitadota, depresiva o dependiente, se vinculan de forma sumisa a una o dos personas significativas y se muestran aterrorizados ante la soledad y el aislamiento.
  • PERSONALIDAD DEPRESIVA. Una persona depresiva con rasgos dependientes, cuando vive problemas con su pareja y anticipa el abandono, admite rápida y abiertamente sus debilidades y tolera cualquier situación con tal de asegurarse el apoyo por parte del otro y conseguir sensación de seguridad.

No existe una personalidad en concreto que padezca la DEPENDENCIA EMOCIONAL, sino que esta dependencia patológica la sufren diferentes personalidades. De ahí la necesidad de que el Psicólogo establezca un buen diagnóstico sobre cuál es la personalidad de base que le ocasiona la búsqueda de validación a través de los demás.

LA DEPENDENCIA EMOCIONAL COMO SÍNTOMA

Un diagnóstico, y sobre todo un diagnóstico que tenga que ver con la personalidad es ante todo algo orientativo.
Debido a los  déficits de las clasificaciones internacionales (DSM o CIE) para el diagnóstico de las enfermedades mentales dos personas diagnosticadas con el mismo trastorno de la personalidad, dependiente por ejemplo, aunque presentan el mismo diagnóstico pueden ser muy distintas entre sí en muchos otros rasgos de su personalidad.

Por ejemplo, un dependiente puede permanecer al margen de toda responsabilidad de la vida  adulta y no relacionarse en pareja, o en el caso de otro dependiente querer fusionarse con su pareja. Ambos son dependientes pero su actuación es muy diferente.

Las clasificaciones internacionales para el diagnóstico de las enfermedades mentales DSM-IV y CIE-10 presentan graves problemas a la hora de diagnosticar los Trastornos de la Personalidad. Se han demostrado poco eficaces ya que se basan solamente en una descripción de la conducta y emociones que presenta el paciente pero no atienden a la etiología del trastorno. El abuso de la descripción psicopatológica algunas veces va en detrimento del avance en los tratamientos.

Cuanto más complejo es un trastorno psicológico más cuidado hay que tener con su diagnóstico ya que se corre el peligro de etiquetarlo y de perder información crucial para su tratamiento. Los trastorno de la personalidad son entidades complejas donde, aunque predomine un rasgo de la personalidad alterado hay que tener muy en cuenta los otros rasgos de la personalidad que pueden interactuar con el rasgo predominante produciendo dependencia emocional.

Este es el caso de las diferentes categorías que han ido creándose con el tiempo: DEPENDENCIA EMOCIONAL, ADICCIÓN AL AMOR,  CODEPENDENCIA, BIDEPENDENCIA. Todas ellas categorías que recogen una forma de relacionarse con el otro pero con una misma etiología (sentimiento de poca valía y búsqueda del otro para la validación del yo). Se amplían erróneamente las categorías diagnósticas en lugar de tratar de entenderlas como una sola atendiendo a su origen y su causa.

¿QUÉ SIGNIFICA ENTONCES SER DEPENDIENTE EMOCIONAL?

En la base de los Trastornos de la personalidad (histriónica, límite, evitativa, dependiente, depresiva) está la creencia de la poca valía personal. Todas estas personalidades pueden llegar a sentir una DEPENDENCIA por otra persona, pero cada una de ellas buscará la forma de asegurarse la proximidad a su fuente de apoyo de forma diferente.

Por ejemplo, alguien puede adoptar una actitud pasiva y sumisa y soportar lo insoportable (de esta forma se asegura su fuente de apoyo). Otra persona puede pretender manipular la relación para conseguir su presencia; en otras personalidades aparece la ira para querer controlar al otro; y en otras: humillan y minusvaloran al compañero para que éste no tenga otro remedio que seguir con ellos dada la poca estima que le queda.

¿POR QUÉ UNA PERSONA SUFRE DEPENDENCIA EMOCIONAL?

En la base de casi todos los Trastornos de la personalidad está la creencia de la poca valía personal. Algunas de estas personalidades han aprendido a buscar en el otro una fuente de seguridad de la que ellos carecen.

Los sentimientos, pensamientos y actitudes propias de una personalidad dependiente, histriónica, evitativa o limite, parten de una creencia muy arraigada de su POCA VALÍA PERSONAL debido a un proceso de invalidación sufrido anteriormente y que impide una regulación emocional propia, es decir, “como creo que yo no valgo lo suficiente NECESITO a una persona a mi lado, entonces me valoraré ya que supuestamente esta persona está a mi lado porque yo soy valiosa”.

De todo esto la persona afectada  por la dependencia no es consciente y por ello le es imposible cambiar de actitud.
Bajo esta creencia de poca valía personal ha aprendido a buscar en otra persona una fuente de seguridad, esta persona es la que le regula emocionalmente, es decir, le hace sentirse bien aunque sea a corto plazo.
La sensación que pueden tener estas personalidades es la de no poder cuidarse a sí mismo estando en soledad. Y no nos referimos únicamente a alguien que manifiesta que estando solo no va a ser capaz de coger el coche, sino que solo en la vida no va a poder salir emocionalmente adelante. Es decir, que no va a poder cuidar de sí mismo.

 

Bibliografía:

  • Siegel, D. J. (2010). La mente en desarrollo. Cómo interactúan las relaciones y el cerebro para modelar nuestro ser. Bilbao: Editorial Desclée de Brouwer.
  • Semerari, A. y Dimaggio, G. (2008). Los trastornos de la personalidad. Modelos y tratamiento. Bilbao: Editorial Desclée de Brouwer.
  • Wallin, D. J. (2012). El apego en psicoterapia. Bilbao: Desclée de Brouwer.
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