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Trastornos de personalidad

¿Qué es un trastorno de la personalidad (TP)?

Publicado el 10/05/2018.
Por Esther Blanco , última actualización el 31/10/2019
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La personalidad esta formada por un conjunto de rasgos.

UN RASGO ES UNA FORMA DE PENSAR, SENTIR Y COMPORTARSE ESTABLE EN EL TIEMPO, ES LO QUE LLAMAMOS EL CARÁCTER PARTICULAR DE CADA UNO.

Estos rasgos para ser normales han de admitir cierta flexibilidad y variabilidad, es decir una persona tiende a pensar, sentir y comportarse en general de una misma forma al interactuar con el medio pero si las circunstancias lo requieren la personalidad normal tiene la capacidad de adaptarse y flexibilizarse.

Por ejemplo una persona que no tiene un trastorno de la personalidad al ser criticada puede encajar dicha crítica e incluso utilizarla para mejorar su comportamiento ya que por esta crítica no se siente ofendido. En el caso de una personalidad patológica como un trastorno narcisista de la personalidad al ser criticada reaccionará de forma explosiva e incluso violenta y no admitirá nunca su error.

Otro ejemplo de rasgo de la personalidad no patológica, flexible y adaptativa sería el gusto por las normas y las reglas como el orden. Una persona con una personalidad no patológica le gusta tener por ejemplo la mesa de su despacho ordenada pero en el caso de un trastorno obsesivo de la personalidad el orden se convierte en obsesión, de tal forma que si alguien cambia de sitio algo en la mesa, la persona con personalidad obsesiva reaccionará de forma exagerada y desproporcionada, ya que supone un ataque contra sus rígidas normas.

  • LOS TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD SON UNA EXAGERACIÓN PATOLÓGICA («ANORMAL») DE LA PERSONALIDAD NORMAL. Así se entiende que los rasgos de la personalidad son un continuo y es la exageración de los rasgos lo que determina un trastorno de la personalidad. Esta exageración de los rasgos produce siempre dada la poca adaptabilidad del sujeto al ambiente unos costes: síntomas ansiosos y síntomas depresivos.
  • LOS TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD SUELEN ESTAR «ESCONDIDOS» DETRÁS DE SÍNTOMAS como la ansiedad, la depresión, problemas como el alcoholismo, la alimentación, los problemas sexuales, y conflictos de pareja y laborales, entre otros.
    Los síntomas son la cara visible de los trastornos de la personalidad. La persona que tiene un trastorno de la personalidad no es en absoluto consciente de su forma de ser patológica, pero si sufre los síntomas que produce.
    La persona que padece un trastorno narcisista de la personalidad no es consciente de su forma exagerada de reaccionar ante la crítica aunque sí es consciente de los síntomas ansiosos y del malestar que la situación le produce.
  • LOS TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD SE CARACTERIZAN EN GENERAL COMO TRASTORNOS DE LAS RELACIONES INTERPERSONALES.
    Las personas que padecen un trastorno de la personalidad al no poder ser flexibles y adaptarse a las circunstancias de su entorno tiende a adaptar el entorno a ellos, es decir, tratar de influir masivamente en la conducta de los demás.
    Así, por ejemplo una persona con un trastorno histriónico de la personalidad puede exagerar un dolor de cabeza para recibir atención de los demás. Las demás personas responden a corto plazo a esta demanda para obtener atención pero a largo plazo tienden a rechazar a la persona porque se sienten «hartas».
  • LAS PERSONAS QUE PADECEN UN TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD POSEEN UNA SERIE DE CONVICCIONES (ESQUEMAS COGNITIVOS) DISFUNCIONALES. 
    La forma que tiene una persona de interpretar la realidad condiciona su manera de sentirse y de comportarse.
    Por ejemplo, si a una persona con un trastorno narcisista de la personalidad se le critica y se le dice que ha hecho algo mal, entonces se activarán en él esquemas cognitivos disfuncionales tales como «no soy válido» o «no hago nada bien» o «como puede decirme esto a mi», que producirán en él una reacción desproporcionada de ira, comportándose de forma agresiva. Los esquemas cognitivos disfuncionales o erróneos se activan de forma automática no siendo consciente de ello la persona.
  • LA COMPLEJIDAD DE ESTOS TRASTORNOS REQUIERE UNOS CONOCIMIENTOS ESPECIALIZADOS QUE SOLAMENTE UN PSICÓLOGO EXPERTO POSEE.
    Los tratamientos tanto psicológicos como farmacológicos que solo actúan sobre los síntomas son completamente superficiales dejando el verdadero problema sin resolver ya que no van a la raíz de estos síntomas.
    Por ejemplo, el uso de tranquilizantes (ansiolíticos) hace que una persona se relaje mientras los toma. Pero de ninguna manera ese tratamiento farmacológico va a la raíz de sus comportamientos y pensamientos disfuncionales, verdadero origen de su problema. Por ello cuando deje de tratarse farmacológicamente volverá a sufrir los síntomas que padecía al principio. Además los tratamientos con tranquilizantes se caracterizan por tener efectos secundarios y en poco tiempo crean adicción y tolerancia. Con estos tratamientos sencillos lo que conseguimos al final es que los pacientes a la larga tengan dos problemas: un trastorno de la personalidad más una dependencia farmacológica innecesaria.
  • PARA TRATAR LOS TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD LOS TERAPEUTAS TIENEN QUE UTILIZAR ESTRATEGIAS E INTERVENCIONES ESPECIALES PARA QUE LOS TRATAMIENTOS SEAN EFECTIVOS. 
    En muchas ocasiones una persona puede sufrir un problema de ansiedad como por ejemplo agorafobia (miedo intenso a espacios cerrados o multitudes); para estos casos existen técnicas cognitivas y conductuales de probada eficacia que solucionarían el problema eficazmente. En el caso de que detrás de esta agorafobia exista un trastorno de la personalidad estas técnicas psicológicas que abordan únicamente la agorafobia no serían suficientes ya que la persona volvería a padecer la agorafobia al cabo de un cierto tiempo.
    Lo mismo ocurre con las depresiones: cuando las depresiones son recidivantes (se repiten en el tiempo) suelen tener un trastorno de la personalidad de fondo en un alto porcentaje de los casos, por ello las técnicas comunes para el tratamiento de la depresión, así como los fármacos antidepresivos solamente alivian la depresión temporalmente y la persona se ve condenada a sufrir episodios depresivos repetitivos a lo largo de su vida.
    Por ejemplo un paciente que presenta síntomas depresivos tales como el cansancio, la falta de interés en las actividades cotidianas, de disfrute, falta o exceso de apetito, problemas de sueño entre otros, podría beneficiarse de una terapia con técnicas comunes para el tratamiento de la depresión que aliviaría sus síntomas, así como con un uso de psicofármacos tales como los ansiolíticos y antidepresivos. Si la persona además de tener estos síntomas depresivos tiene un alto nivel de perfeccionismo, un sentido muy estricto de la justicia, tiende a ver las cosas dicotómicamente (en blanco y en negro) y le importa mucho lo que los demás piensen de él (deseabilidad social), entonces estaríamos hablando de un trastorno obsesivo de la personalidad de base, que intermitentemente ocasiona episodios depresivos a lo largo de toda la vida del paciente. En este caso para erradicar definitivamente los síntomas depresivos se debería tratar el trastorno de personalidad de fondo con técnicas especializadas para el tratamiento de este trastorno de la personalidad. Si esto no se hace el paciente volverá a experimentar estos síntomas depresivos y en el caso de que tome psicofármacos podría desarrollar una dependencia de los mismos, especialmente de los ansiolíticos.

Bibliografía

  • Linehan, M. M. (2003). Manual de tratamiento de los trastornos de personalidad límite. Barcelona: Paidós.
  • Millon, T. (2006). Trastornos de la personalidad en la vida moderna. Barcelona: Masson.

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