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Trastornos de personalidad

¿Cómo afectan los trastornos de la personalidad al desarrollo de síndromes clínicos (ansiedad, depresión, problemas de alimentación, etc?

Publicado el 10/05/2018.
Por Esther Blanco , última actualización el 19/03/2020
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En el DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) los trastornos se agrupan en función de un modelo multiaxial. Multiaxial significa varios ejes. Este modelo recoge la necesidad de agrupar los distintos síntomas y características de la personalidad de un paciente determinado a fin de poder definir un cuadro que refleje el patrón completo de funcionamiento de esa persona. El modelo multiaxial se divide en 5 ejes.

Conducta anormal

  • El Eje I lo constituyen los SíNDROMES CLÍNICOS de los que todos hemos oído hablar, como por ejemplo trastornos del estado de ánimo como la depresión, la ansiedad, los trastornos de la alimentación como la anorexia o la bulimia, las adicciones como el alcoholismo, etc.
  • El eje II corresponde a los TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD, como la personalidad evitativa, histriónica, narcisista, compulsiva, etc.
  • El Eje III está formado por cualquier ENFERMEDAD MÉDICA que pudiera ser relevante para la comprensión de un paciente en particular. Entre los ejemplos están los traumatismos craneoencefálicos, los efectos del uso de una sustancia o medicación, los síndromes genéticos, cualquier enfermedad del sistema nervioso, de los aparatos respiratorios, digestivo o genitourinario que influya en la actividad psicológica.
  • El eje IV está compuesto por cualquier FACTOR PSICOSOCIAL Y AMBIENTAL que pueda ser relevante para la actividad psicológica. Incluye problemas relacionados con la familia, como la muerte de un familiar, una separación o divorcio, abusos sexuales o físicos, conflictos familiares.

Veamos el ejemplo del Señor X:

El Señor X acude a nuestra consulta por encontrarse muy ansioso en general, en un estado de constante preocupación, se irrita con facilidad, le cuesta concentrarse, duerme mal, con tensión muscular. Además el Señor X se encuentra muy triste  y desanimado, falto de emergía, con sentimientos de desesperanza. 
Estos Trastornos del Eje I son el problema actual del Señor X, la razón que justifica que el paciente se decida a buscar ayuda.

Después de una evaluación con el Señor X, vemos toda una serie de características de su personalidad por ejemplo, piensa que es un  inepto e indeseable y que el resto de las personas son superiores a él y le criticarían, tiene miedo a decepcionar a los demás, así que por todo ello prefiere la soledad y el aislamiento, evita las situaciones que implican un contacto con los demás y cuando se relaciona se esfuerza en ser perfecto y en complacer a todos. Piensa continuamente lo que pensarán de él.

La personalidad evitativa del Señor X le predispone a  los síntomas de ansiedad y depresión.

Es fácil observar cómo si el Señor X antes de ir a una entrevista de trabajo piensa: “mi currículum va a parecerles insignificante, seguro que hay candidatos mejores”, le producirá ansiedad, del mismo modo que si piensa antes de ir a una fiesta: “se darán cuenta de lo soso que soy y me despreciarán”, preferirá quedarse en casa antes que llamar para acudir.

Por tanto, cada estilo de personalidad es también un estilo de afrontamiento, y la personalidad se convierte en un principio organizador fundamental desde el que hay que entender la psicopatología.

Si unimos  todas la piezas-los estresores psicosociales (por ejemplo enfrentarse a una entrevista de trabajo), las características de la personalidad (por ejemplo la personalidad evitativa) y los síntomas actuales (por ejemplo la ansiedad)-se obtiene una visión compleja, pero lógica de la persona.

Si la estructura de la personalidad incluye rasgos  pocos adaptativos, incluso los estresores más leves pueden precipitar un trastorno del eje I.  Si la persona padece un Trastorno Evitativo de la personalidad, incluso el acudir a una entrevista de trabajo, puede desatar una gran ansiedad y malestar.
Cuando la personalidad del individuo incluye numerosos rasgos más adaptativos se incrementa la capacidad de afrontar con eficacia adversidades como la muerte o el divorcio.

En este sentido, la personalidad puede considerarse como el equivalente psicológico del sistema inmunitario del cuerpo. Veamos el siguiente ejemplo:

Cada uno de nosotros vive en un entorno de bacterias potencialmente infecciosas, y la fortaleza de nuestras defensas determina si estos microbios nos afectan y, en último término, provocan la enfermedad. Los sistemas inmunitarios vigorosos contraatacan fácilmente a los organismos infecciosos. La debilitación de los procesos inmunitarios, conlleva la aparición de una enfermedad. La psicopatología debe ser entendida siguiendo el mismo patrón interactivo. En este caso no son nuestras defensas inmunitarias, sino nuestro patrón global de personalidad, es decir, las habilidades de afrontamiento y la flexibilidad adaptativa, el que determina si respondemos de forma adecuada  o sucumbimos ante las situaciones.

Bibliografía:

  • Millon, T. (2006). Trastornos de la personalidad en la vida moderna. Barcelona: Masson.

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