Para conocer cuáles son los síntomas de ansiedad, vamos a desarrollar el concepto de los trastornos de ansiedad y sus síntomas que son, junto con la depresión, los trastornos psicológicos más frecuentes en la población general.
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Se suele decir que la ansiedad (angustia) y la depresión son problemas existenciales antes que clínicos, ya que han estado presentes en sus diferentes formas a lo largo de la historia. La filosofía existencial considera que la ansiedad sería una respuesta que se da cuando se ven de alguna forma atacados los valores que dan sentido a nuestra vida.
El concepto de ansiedad puede generar cierta confusión por lo que se hace necesario
ponerlo en relación con otros conceptos como pueden ser el de angustia, el estrés y el
miedo, dado que muchas veces estos términos se utilizan indistintamente respecto al de ansiedad.
Actualmente el término de angustia se emplea como sinónimo de ansiedad, en ambos
casos se apunta a que se trataría de estados displacenteros que se acompañan de síntomas fisiológicos ante la expectación de un peligro.
Respecto al concepto de estrés sí existe mayor tendencia a diferenciarlo del concepto de
ansiedad, ya que en el caso del estrés se incide sobre todo en los aspectos fisiológicos (sensaciones físicas en la ansiedad) mientras que en la ansiedad el interés se deposita sobre todo en los aspectos subjetivos (ansiedad psicológica).
Por lo que respecta a la diferenciación entre la ansiedad y el miedo, se suele señalar
como diferencia el hecho de que el miedo es una reacción emocional en respuesta a un
estímulo presente; mientras que la ansiedad es una reacción emocional ante la
anticipación de peligros futuros y en cierta forma impredecibles.
La ansiedad tendría una manifestación también más difusa que la que podemos observar en el miedo.
El término ansiedad proviene del latín anxietas y significa estado de agitación,
inquietud o zozobra del ánimo.
Debemos comenzar señalando que la ansiedad es una respuesta adaptativa dado que nos prepara para la supervivencia. Por lo tanto cumple una función muy importante para el ser humano como especie.
Esta función es una función activadora y de facilitación de la capacidad de respuesta de la persona que nos preserva de posibles daños.
Sin embargo cuando la respuesta de ansiedad aumenta en cuanto a intensidad, podemos decir que existe una ansiedad disfuncional.
La manifestación general de la ansiedad es a través de tensión emocional acompañada de síntomas somáticos.
Por tanto podemos decir que la ansiedad es un estado de agitación e inquietud desagradable que se caracteriza por la anticipación de un peligro, el predominio de síntomas psíquicos y la sensación de catástrofe o peligro inminente.
Es decir que en la ansiedad aparecerían conjuntamente síntomas cognitivos (ansiedad psicológica) y fisiológicos (síntomas físicos de la ansiedad)que se acompañarían de una reacción de sobresalto, y de la búsqueda por parte de la persona que la padece de intentos de solución a la situación percibida como peligrosa.
Es importante señalar que la respuesta de ansiedad puede ser desencadenada por
estímulos externos pero también por estímulos internos (pensamientos, ideas, imágenes, etc.)
Las reacciones asociadas a la ansiedad se manifiestan a través de un triple sistema de
respuesta:
A nivel emocional la ansiedad se puede experimentar como:
El sistema límbico es el responsable, entre otras, de las respuestas relacionadas con la
ansiedad.
Entre las estructuras constituyentes del sistema límbico están la amígdala y el
locus ceruleus.
Es la estructura encargada de regular las reacciones de alarma relacionadas con el miedo y la ansiedad. Esta estructura envía múltiples proyecciones a otras estructuras como los sistemas autonómicos y musculoesqueléticos que se asocian con los mecanismos de respuesta de la ansiedad.
La amígdala funcionaría por lo tanto como un centro regulador de las respuestas de alarma iniciándolas y manteniéndolas.
Es un centro importante de respuesta ante los cambios que se dan tanto en el medio externo como en el medio interno. Funciona como un centro de alerta que contribuye a la supervivencia.
Canaliza los estímulos hacia la corteza cerebral.
Ante una situación de peligro las señales sensoriales son transmitidas directamente a la amígdala para dar lugar a la respuesta de miedo sin que sea preciso la intervención de la corteza cerebral para que no se retrase la respuesta ante estímulos que pueden
ser nocivos para la supervivencia de la persona.
En personas con trastornos de ansiedad la vía del tálamo a la amígdala estaría hiperactivada y no habría mediación de procesos que implican a la corteza cerebral, encargada de valorar y procesar de una forma más lenta la estimulación.
Se encarga, entre otras, de la activación del sistema nervioso simpático ante situaciones de estrés.
Se encarga de la respuesta defensiva y/o de la respuesta de parálisis según que el peligro sea algo inminente y requiera una conducta defensiva o bien el peligro sea menor y resulte más adaptativa la paralización del sujeto.
Presenta conexiones tanto con estructuras límbicas como la amígdala, como con estructuras corticales de tipo sensorial.
Su funcionamiento estaría destinado a interpretar los eventos que son emocionalmente significativos seleccionando el tipo de respuesta que debemos dar ante estos estímulos.
En las personas con trastornos de ansiedad esta vía de comunicación suele estar disminuida, lo que hace que los estímulos no lleguen a procesarse con la suficiente profundidad como para valorar que no son dañinos.
Lo que tendríamos en la ansiedad es una activación considerable de la vía que va del
tálamo a la amígdala (vía de respuesta rápida). Igualmente habría un descenso de la
información que viaja del tálamo a la corteza cerebral (vía de repuesta lenta) que sería
como decíamos la encargada de procesar en mayor detalle los estímulo o eventos que
pueden ser amenazadores.
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su 5ª edición (DSM-
V) recoge dentro de los trastornos de ansiedad los que siguen:
Como señalábamos anteriormente, las reacciones asociadas a la ansiedad se manifiestan a través de un triple sistema de respuesta: cognitivo, fisiológico y conductual.
Los síntomas físicos de la ansiedad se caracterizan por la activación del sistema nervioso autónomo y el sistema nervioso somático y son:
Como apuntábamos previamente la ansiedad cumple una función adaptativa y por tanto es necesaria para la supervivencia sin embargo cuando dicha ansiedad se vuelve muy frecuente y muy duradera en el tiempo o bien si se dispara ante estímulos no
amenazantes generaría importantes limitaciones para la vida diaria del sujeto que la
padece viendo afectada su funcionalidad en varias esferas (laboral, académica, familiar,
social).
También podría dar lugar a complicaciones físicas por el exceso de hiperactivación de algunos sistemas fisiológicos.
Según las guías de práctica clínica, algunos psicofármacos han mostrado su efectividad
a la hora de tratar los cuadros de ansiedad. Así por ejemplo:
La gran diferencia de la Terapia de aceptación y compromiso respecto a otros modelos de psicoterapia es que las técnicas que la componen no se orientan tanto a la reducción de síntomas como a que la persona actúe de acuerdo a valores importantes para ella y aceptando los eventos privados (pensamientos y emociones) que esa forma de actuar conlleva.
Desde la terapia de aceptación y compromiso se parte del supuesto de que los
trastornos de ansiedad serían una forma de trastorno de evitación experiencial
(un patrón inflexible consistente en que para poder vivir se actúa bajo la
necesidad de controlar o evitar la presencia de pensamientos, recuerdos o
sensaciones).
Actuar bajo el patrón de evitación experiencial hace que en el corto plazo se experimente una sensación de bienestar al conseguir controlar los pensamientos o las sensaciones, pero a largo plazo éstas vuelven con mayor intensidad generando mayor nivel de malestar.
Lo que propone la terapia de aceptación y compromiso es potenciar la toma de conciencia plena de los eventos privados (pensamientos, recuerdos, sensaciones) al mismo tiempo que avanzar hacia metas u objetivos en direcciones valiosas. En definitiva esta terapia no busca eliminar el malestar para poder alcanzar una vida valiosa, sino
aprender a aceptar aquello que no se puede modificar al tiempo que se trabaja en
dirección a valores personales.
Los trastornos de ansiedad pueden presentar de forma asociada comorbilidad con trastornos de la personalidad (trastorno de personalidad por evitación y trastorno de personalidad por dependencia), lo que conlleva la necesidad de un tratamiento más específico que tenga en cuenta la personalidad de base del paciente.
Para ello realizar una correcta evaluación no sólo de los trastornos de ansiedad, sino también de la personalidad del paciente es fundamental.
Esta evaluación permitirá realizar un diagnóstico más precioso, al mismo tiempo conocer si existe un trastorno de personalidad de base nos permitirá poder abordarlo y eso evita las recidivas (recaídas) en el trastorno de ansiedad.
La terapia orientada por la personalidad basa su tratamiento en diferentes enfoques que han mostrado su eficacia para el tratamiento de los trastornos de la personalidad como pueden ser: