La Psicoterapia de corte integrador atiende los aspectos afectivos, cognitivos, conductuales y fisiológicos que están alterados en el paciente depresivo. Aborda cada una de estas áreas de la personalidad del paciente aumentando así la eficacia del tratamiento ya que permite crear una psicoterapia a medida de cada paciente teniendo en cuenta más áreas que las psicoterapias convencionales.
El tratamiento cognitivo-conductual de la depresión se ha mostrado como el más efectivo de todas las formas de psicoterapia para el tratamiento de los trastornos depresivos.
Como su propio nombre indica aborda las cogniciones (los pensamientos), las emociones (los sentimientos) y la conducta (lo que el paciente hace cuando está en un estado depresivo).
Dentro de la Terapia Cognitivo-Conductual, se abordan las cogniciones (pensamientos) y los sentimientos de la persona deprimida. Cognición es todo pensamiento o emoción (sentimiento) que una persona tiene.
Existen toda una serie de pensamientos típicos en las personas deprimidas. Por ejemplo, “no valgo para nada”, “nada me sale bien” “esto solo me pasa a mi”, entre otros muchos. Por consiguiente aparecen en la persona deprimida toda una serie de sentimientos de tristeza, desesperación, desmotivación y abatimiento, entre otros.
Estos pensamientos se basan en el sistema de creencias que todos tenemos pero que es particular de cada persona. En la depresión se activan estas creencias disfuncionales o pensamientos falsos (B) cuando el paciente interpreta un hecho o a si mismo (A).
Lo sorprendente de estos pensamientos falsos (disfuncionales) es que se instalan en la mente del paciente depresivo haciéndole creer que son completamente ciertos, es decir:
El paciente depresivo tiene pensamientos falsos (no se corresponden con su realidad) y además está convencido de ellos.
Estos pensamientos disfuncionales son el eje central de la depresión, dominan al paciente en todos los sentidos, en sus emociones, su conducta y su fisiología afectándole personal, laboral, familiar y socialmente.
Lógicamente estos pensamientos disfuncionales mantienen su depresión avivándola cada vez que aparecen y produciendo emociones y conductas depresivas (C). Esto ocurre la mayor parte del tiempo en el día de un paciente depresivo.
La terapia cognitivo-conductual utiliza técnicas como la reestructuración cognitiva que ayudan eficazmente a cambiar estos “pensamientos falsos” combatiendo y mejorando así el estado depresivo del paciente.
En la conducta (C2 ) el paciente depresivo se caracteriza por la disminución de actividad mayor o menor dependiendo de la gravedad de la depresión. Su conducta está dominada por la “falta de ganas” (anhedonia) y el cansancio. El resultado es una disminución considerable del número de actividades que realizaba antes de la depresión. La persona depresiva está encerrada en un mundo de tristeza y desmotivación bajo la que es prácticamente incapaz de hacer lo que antes hacía con naturalidad. Cosas sencillas como salir con sus amigos, ir a la compra o salir a la calle son prácticamente imposibles para el paciente depresivo. Al mismo tiempo y al disminuir el número de actividades reforzantes del paciente el ánimo del paciente empeora cayendo en una espiral muy difícil de remontar:
Usted se encuentra deprimido y no tiene ganas de hacer nada
La terapia cognitivo-conductual lleva al paciente a aumentar paulatinamente el número de conductas reforzantes (positivas según la interpretación subjetiva del paciente) lo que lleva a mejorar el ánimo del paciente. El paciente comprueba como su estado de ánimo mejora durante y después de haber realizado alguna de las conductas reforzantes planificadas previamente con el terapeuta. Mejorado el ánimo el paciente tiene más ganas de realizar conductas reforzantes produciéndose así una subida en espiral hasta llegar al nivel de conductas o actividades reforzantes que el paciente poseía antes de la depresión:
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