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Depresión

Trastorno bipolar

Las personas aquejadas de trastorno bipolar pasan de la euforia más intensa a la depresión más profunda; presentan por lo tanto una descompensación en los mecanismos que regulan el estado de ánimo.

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Publicado el 07/04/2020.
Por Esther Blanco , última actualización el 18/04/2020
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El trastorno bipolar antiguamente se conocía con el nombre de psicosis maniaco-depresiva.

Las personas aquejadas de trastorno bipolar pasan de la euforia más intensa a la depresión más profunda; presentan por lo tanto una descompensación en los mecanismos que regulan el estado de ánimo.

Lo que trataremos de exponer qué significa exactamente padecer un trastorno bipolar, que subtipos hay, cómo se manifiesta el trastorno así como qué opciones terapéuticas tenemos a nuestro alcance, tanto a nivel farmacológico como en psicoterapia.

Qué es el trastorno bipolar, sus causas, síntomas y tratamientos. Clínica Persum en Oviedo.

¿Qué es el Trastorno bipolar?

Por contraposición a los trastornos unipolares como la depresión que implican únicamente fases depresivas; el trastorno bipolar implica al menos una fase maníaca, hipomaníaca o mixta (mezcla de síntomas depresivos y maníacos/hipomaníacos).

El trastorno bipolar es un trastorno crónico y recurrente que se caracteriza por la alternancia de episodios de exaltación con euforia y/o irritabilidad denominados “manías”, con episodios depresivos y períodos de estabilidad o asintomáticos.

Para poder realizar un diagnóstico de trastorno bipolar el clínico tiene que haber objetivado la presencia de periodos de tiempo en los que el paciente se haya mostrado claramente eufórico, irritable o acelerado.

Bipolaridad síntomas

Características de la fase maníaca

  • Hiperactividad.
  • Labilidad emocional (mayor emotividad y sensibilidad).
  • Exceso de confianza en uno mismo.
  • Locuacidad (habla sin parar)
  • Pensamiento acelerado.
  • Emocionalidad más intensa.
  • Disminución de la necesidad de dormir y descansar.
  • Aumento del interés por el sexo.
  • Aumento del interés en las relaciones sociales.
  • Tomar decisiones excesivamente arriesgadas.
  • Gastar dinero de forma compulsiva.
  • Comportamiento excesivamente familiar, inapropiado e impertinente.
  • Ideas de grandeza que en algunos casos terminan en ideas delirantes (de perjuicio o persecución).

El inicio de la fase maníaca puede ser vivenciado por el paciente como algo agradable, por eso no es extraño que en esta fase no busquen tratamiento dado que a menos que el entorno se percate del cambio en el estado de ánimo ellos refieren sentirse bien.

Las fases hipomaníacas

La diferencia entre fase maníaca e hipomaníaca puede ser algo difusa.

Un aspecto diferencial suelen ser los síntomas psicóticos que suelen estar presentes en la manía pero ausentes en la hipomanía. También la necesidad de hospitalización suele ser menor en el caso de un estado hipomaníaco que en el caso de un estado maníaco.

Por tanto podríamos decir que la hipomanía presenta síntomas similares a los de la manía pero más atenuados.

Características de la fase depresiva

  • Apatía
  • Falta de energía, cansancio
  • Falta de concentración
  • Pérdida o aumento de apetito (con la consiguiente pérdida o aumento de peso)
  • Falta de interés por las actividades habituales
  • Enlentecimiento (tanto de los pensamientos como de los comportamientos)
  • Ideas de minusvaloración
  • Sentimiento de inutilidad
  • Frustración
  • Tendencia a la clinofilia (permanecer en la cama)
  • Aumento de la necesidad de dormir
  • Descuido respecto a la higiene y aspecto personal
  • Percepción de las obligaciones del día a día como dificultades
  • Pensamientos negativos (incluyendo ideas de muerte)
  • Somatizaciones (dolor de piernas, mala digestión, dolor de cabeza)
  • Crisis de ansiedad
  • Pérdida del impulso sexual.
  • Aislamiento social
  • Síntomas psicóticos como ideas delirantes (culpa, ruina, inutilidad)

Las fases mixtas

Se componen por una mezcla de síntomas depresivos y maníacos/hipomaniacos, entre ellos:

  • Hiperactividad
  • Aceleración del pensamiento
  • Ideas negativas y pensamientos depresivos
  • Ansiedad

Tipos de bipolaridad

Entre los trastornos bipolares se suelen diferenciar especialmente dos subtipos, el Trastorno bipolar tipo I y el Trastorno bipolar tipo II. Lo que determina el subtipo de trastorno bipolar es la intensidad de los síntomas.

Trastorno bipolar I

El trastorno bipolar I se define por la aparición de al menos un episodio de manía o mixto.

No siendo imprescindible para el diagnóstico la existencia de episodios depresivos, aunque éstos se dan en la gran mayoría de pacientes. Es relativamente frecuente que en los casos de trastorno bipolar tipo I aparezcan delirios y también pueden observarse en algunos casos alucinaciones.

El trastorno bipolar tipo I suele tener su inicio en la juventud (25 años aproximadamente), en los hombres hay mayor tendencia a que se inicie con un episodio maníaco; mientras que en las mujeres la tendencia es que se inicie con un episodio depresivo.

Cuando la persona no está siguiendo un tratamiento psicofarmacológico, suele pasar de una fase maníaca a otra depresiva; siendo ambas fases de la misma intensidad.

Trastorno bipolar II

El trastorno bipolar II requiere la existencia de episodios depresivos mayores y episodios hipomaníacos (como mínimo uno de cada polo, aunque suelen darse varios episodios).

En el trastorno bipolar tipo II las fases hipomaníacas son menos intensas que las fases maníacas del trastorno bipolar tipo I, por eso los pacientes con trastorno bipolar tipo II precisan de menos ingresos que los tipo I.

Los síntomas psicóticos también son menos frecuentes en pacientes con trastorno bipolar tipo II que en trastorno bipolar tipo I.

Aunque pueda parecer menor grave que el trastorno bipolar tipo I, las personas con trastorno bipolar tipo II tienden a presentar más recaídas y a pasar más tiempo en fase depresiva.

Cómo se manifiesta la bipolaridad

La bipolaridad se manifiesta a través de episodios recurrentes de manía/hipomanía y depresión.

Además si durante un año la persona experimenta 4 o más episodios de cualquiera de los polos (manía/hipomanía o depresión) diremos que estamos ante un caso de ciclador rápido.

La bipolaridad también se puede manifestar siguiendo un patrón estacional, así ciertos pacientes tienden a presentar los episodios correspondiendo con una época concreta del año.

Se apunta en este sentido que los factores meteorológicos tienen su influencia sobre los mecanismos que regulan el estado de ánimo. Un patrón estacional frecuente sería: depresión en primavera, manía/hipomanía en verano y nueva depresión en otoño.

Causas del trastorno bipolar

La causa del trastorno bipolar estaría en el mal funcionamiento de mecanismos bioquímicos encargados de regular el estado de ánimo.

Los mecanismos encargados de regular el estado de ánimo se localizan en el sistema límbico. El funcionamiento del sistema límbico depende por un lado de factores biológicos (determinados por factores genéticos) y depende también de factores ambientales.

Las personas con trastorno bipolar tendrían un sistema límbico más vulnerable frente a fuentes de estrés ambiental que haría que se desarrollase el trastorno.

Las fuentes de estrés ambiental pueden ser de varios tipos:

  • Biológicas (traumatismo craneoencefálico)
  • Psicológico (cambios de responsabilidad en el trabajo)
  • Social (un traslado o la muerte de un familiar)

Pero los factores psicosociales no sólo influyen precipitando el desarrollo del trastorno bipolar, sino que también pueden funcionar como factores protectores, por ejemplo: buenas relaciones familiares, y buen apoyo social de amistades contribuyen a la evolución del trastorno bipolar.

Ansiedad y trastorno bipolar

Se estima que nueve de cada diez pacientes que presentan un trastorno bipolar presentan de forma asociada un trastorno de ansiedad.

Siendo además frecuente que los síntomas de ansiedad se presenten antes que el trastorno bipolar.

Además la ansiedad actúa también como un factor de riesgo que puede incrementar las muertes por suicidio en el caso de los pacientes con trastorno bipolar.

Igualmente si existe ansiedad hay menor probabilidad de respuesta al tratamiento. Por lo tanto para planificar el tratamiento y controlar la respuesta al mismo es necesario especificar la presencia y la gravedad de la ansiedad.

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) señala la importancia de la ansiedad en el trastorno bipolar, al apuntar que para realizar el diagnóstico de trastorno bipolar se debe explorar la existencia de ansiedad; para determinar que existe ansiedad asociada al trastorno bipolar deben presentarse dos o más de los síntomas siguientes:

  • Se siente nervioso o tenso
  • Se siente inhabitualmente inquieto
  • Dificultad para concentrarse debido a las preocupaciones
  • Miedo a que pueda suceder algo terrible
  • La persona siente que podría perder el control de sí mismo

Bipolaridad y trastorno de la personalidad

Cuando el trastorno bipolar se presenta de forma asociada con un trastorno de personalidad como el trastorno narcisista de la personalidad, el trastorno histriónico de la personalidad, el trastorno límite de la personalidad o el trastorno antisocial de la personalidad suele haber una aparición más temprana del trastorno bipolar, así como mayor severidad en sus síntomas, intensos de suicidio, mayor número de hospitalizaciones y mayor frecuencia de autolesiones.

Bipolaridad y trastorno límite de la personalidad

El trastorno bipolar presenta una asociación relevante con el Trastorno Límite de la Personalidad, siendo que aproximadamente el 20% de pacientes diagnosticados de trastorno bipolar se diagnostican de  trastorno límite de la personalidad. 

También es cierto que en muchas ocasiones un diagnóstico de Trastorno bipolar, en realidad hablamos de una labilidad emocional propia de un fallo en la regulación de las emociones propias de algunos trastornos de la personalidad.

Tratamiento de la bipolaridad

El objetivo general del tratamiento (tanto farmacológico como psicológico), al tratarse de un trastorno crónico y recurrente es disminuir la intensidad de los episodios maníacos y depresivos; así como disminuir las consecuencias psicosociales negativas asociadas a dichos episodios.

Litio y trastorno bipolar

El tratamiento generalmente más empleado en el trastorno bipolar es un estabilizador del estado de ánimo conocido como litio. Aunque también en otras ocasiones se han empleado el valproato y la carbamazepina.

Si se opta por el tratamiento mediante litio, el psiquiatra encargado del paciente realizará con cierta frecuencia litemias (análisis para comprobar que los niveles de litio son los adecuados y evitar efectos secundarios indeseados)

Psicoeducación en el trastorno bipolar

La psicoeducación respecto al trastorno bipolar tiene como objetivo ayudar a que los pacientes identifiquen los pródromos (síntomas iniciales) y que aumenten su adherencia al tratamiento psicofarmacológico.

La psicoeducación constituye uno de los abordajes fundamentales que es necesario implementar junto con la medicación.

Respecto a la identificación de pródomos, se ha visto que algunos de los síntomas iniciales que inician un episodio afectivo son los siguientes:

  • Pródromos maníacos/hipomaníacos: disminución de la necesidad de dormir, aumento de conductas dirigidas a metas, irritabilidad, incremento de la sociabilidad, e incremento del optimismo.
  • Pródromos depresivos: pérdida de interés en actividades o en la gente, no ser capaz de dejar de estar preocupado o de dejar la ansiedad aparte, sueño interrumpido, sentimiento de tristeza y ganas de llorar.

Que el paciente sea capaz de identificar los pródromos se convierte en fundamental para realizar ajustes en el tratamiento y prevenir que el episodio sea muy agudo. A veces puede ser necesario recurrir a la hospitalización del paciente para garantizar su adecuada estabilización.

Psicoterapia en el trastorno bipolar

  • Terapia cognitiva y terapia cognitiva-conductual: el objetivo de la terapia es que el paciente presente una mayor adherencia al tratamiento y también reducir los problemas asociados al trastorno bipolar, para ello se puede servir de estrategias como la solución de problemas orientada a que el paciente identifique un área problema, proponga diferentes posibles soluciones, escoja una de esas soluciones y trate de llevarla a la práctica y de ver los resultados que conlleva dicha solución.
  • Terapia familiar y terapia marital: las interacciones familiares y de pareja son muy importantes en el buen pronóstico del trastorno bipolar, de tal forma que elementos como la alta emoción expresada por parte de la familia puede hacer que el paciente termine por desarrollar un episodio maníaco/hipomaníaco o depresivo. Se trata de enseñar a la familia patrones de comunicación alternativos que reduzcan la alta emoción expresada y que aprendan también a hacer frente a los estresores futuros que se pueden dar en el curso del trastorno.
  • Terapia interpersonal y del ritmo social: se centra en las relaciones e interacciones personales y en establecer ciclos rítmicos (rutinas cotidianas); especialmente dan importancia a la regulación del sueño, ya que si se regula el sueño repercute en un mejor estado de ánimo. Además enseña a la persona a identificar las situaciones que le llevan a romper rutinas y también permite identificar relaciones interpersonales problemáticas.
  • Terapia orientada por la personalidad: como se ha señalado más arriba no es infrecuente que asociado al trastorno bipolar exista un trastorno de la
    personalidad, de tal forma que una terapia orientada por la personalidad sería un
    tratamiento adecuado para aquellos pacientes que presentan de forma conjunta
    trastorno bipolar y trastorno de la personalidad. Entre las terapias de las que disponemos para abordar los trastornos de la personalidad, dos de ellas se hacen especialmente importantes en los casos en los que hay un trastorno de
    personalidad asociado:
  1. Terapia Basada en Mentalización (A. Bateman y P. Fonagy)
  2. Terapia Dialéctica Conductual (M. Linehan).

Ambas hacen un acercamiento a los trastornos de la personalidad en los que se enfatizan aspectos como la regulación emocional, poniendo el foco en los aspectos afectivos del trastorno y ayudando al paciente a gestionar emociones dolorosas o difíciles de manejar. Entendiendo que el trastorno bipolar es un trastorno de las emociones, resultaría adecuado aplicar estas terapias con la finalidad de que el paciente identifique estados emocionales y aprenda a regularlos.

 

Como ayudar a una persona con trastorno bipolar

Es fundamental que los familiares y amigos de la persona con trastorno bipolar sepan responder de forma adecuada a la situación de la persona.
Para poder ayudar mejor conviene:

  1. Aprender todo lo que se pueda sobre el trastorno (la información da sensación de mayor seguridad)
  2. Siempre mantener la comunicación con la persona afectada de trastorno bipolar, independientemente de en qué fase de enfermedad se encuentre (aunque es posible que en la fase maníaca no nos escuche y en la fase depresiva tenga dificultades para expresarse)
  3. Aprender a detectar cuáles son las señales de recaída, al igual que la persona con trastorno bipolar debe aprender a detectar las señales; sus familiares también deben volverse más hábiles en la detección de dichas señales de recaídas.
  4. Contar con un plan elaborado conjuntamente por parte del paciente y la familia sobre cómo se puede actuar en casos o situaciones de crisis.
    Permitir que la persona viva de la forma más autónoma posible.

Referencias bibliográficas

  • Apfelbaum, S.; Regalado, P.; Herman, L.; Teitelbaum, J. y Gagliesi, P. La comorbilidad del trastorno bipolar con trastornos de la personalidad tipo B como indicador de severidad clínica y desregulación afectiva. Actas Españolas de Psiquiatría. 2013, 41(5); pp.269-278.
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  • Goodwin, G.M. y Holmes, E.A. Ansiedad bipolar. Revista de Psiquiatría y Salud Mental. 2009; 2(2); pp. 95-98
  • Vázquez, G.H. Los trastornos bipolares hoy: más allá del DSM-5. Psicodebate, Vol. 14, Núm.2, Diciembre 2014.
  • Vieta, E.; Colom, F. y Martínez-Arán, La enfermedad de las emociones: el trastorno bipolar. Ars Médica. 2004.
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