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Suicidios en Asturias

Publicado el 03/03/2023
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Por Esther Blanco , última actualización el 06/03/2023
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En la actualidad, el tema del suicidio ocupa una gran cantidad de titulares, haciendo referencia a un incremento abrumador en las tasas de suicidio entre jóvenes o al mayor número de muertes por suicidio tras el periodo de confinamiento de la pandemia originada por la COVID-19.

Esta creciente atención hacia el tema del suicidio ha suscitado un debate social con respecto a qué es el suicidio, cuán prevalente es, qué se puede hacer para evitarlo,
qué pueden hacer los ciudadanos para ayudar con el problema y, sobre todo, qué lleva a
una persona a suicidarse.

Es por esto que, desde Persum, nos hemos preocupado por escribir este artículo en aras de ofrecer una perspectiva distinta al discurso actual.

Acceso al artículo de La Nueva España: «Alarma por la racha de suicidios»

¿Existe una epidemia del suicidio?

Uno de los mensajes más prevalentes con respecto al suicidio es que éste va en aumento.

Ya sea en noticias en los telediarios o en titulares en los periódicos y páginas web de noticias, la idea general es que las tasas de muertes por suicidio han aumentado, especialmente entre los más jóvenes y, sobre todo, de forma posterior a la pandemia
ocasionada por la COVID-19.

Estos datos son una realidad:

El suicidio constituye la primera causa de muerte no natural entre jóvenes y adultos en España y las demandas por intentos de suicidio han aumentado, aunque no podemos decir que el número de suicidios haya ido en aumento. 

Este aumento, sin embargo, viene acompañado de una idea que, desde la Clínica Persum, se considera no del todo acertada. Así, este aumento ha recibido, en muchas ocasiones y medios, el nombre de “Epidemia del Suicidio”.

Esta hipótesis necesita, a nuestro parecer, un plantiamiento alternativo.

En primer lugar, parece plantear que el suicidio o las ideas de suicidio son gérmenes que se encuentran pululando por el aire y que “enferman” a la gente.

Asimismo, en segundo lugar, da a entender que el suicidio ha aumentado de pronto, sin razón alguna.

El suicidio es, ante todo, una conducta y, como conducta, cumple una función, un objetivo: regular nuestras emociones, nuestro malestar. El suicidio es, ante todo, una manera de salir de nuestro malestar. Ya el simple hecho de plantearse el suicidio ayuda a la persona a ver una salida a su dolor emocional, aún sin siquiera llevar a cabo una planificación de la ideación suicida.

Por tanto, se entiende que el aumento en las tasas de suicidio no responde tanto a
una “epidemia” como a un “contagio”.

Imaginemos que tiramos una rana en una tina de agua hirviendo. La rana, entonces, siente ese calor, ese dolor, esa molestia, y busca saltar de la tina. En esta imagen mental, “saltar fuera del agua” sería evadir ese dolor, escapar de él, y qué significa saltar puede ser diferente; un trastorno de consumo de sustancias, un trastorno de la conducta alimenticia, un intento de suicidio… Todas estas son conductas para saltar del agua hirviendo.

¿Por qué, entonces, es tan prevalente el suicidio?

He aquí dónde ocurre el contagio. Actualmente, la atención mediática acerca del suicidio produce un efecto llamada, un “contagio” que hace que, paradójicamente, cuanto más se hable del suicidio, más relevante se puede hacer como un medio para “saltar fuera del agua”.

Entonces, ¿es una moda?

No.

El suicidio puede ser una conducta que esté ganando tracción para huir de una situación desesperada, pero este aumento no responde a una simple moda ni debe considerarse algo pasajero. Podría ser algo así como un “contagio”, una conducta a imitar.

Se debe atender a esta cuestión, pero no con meros titulares informativos, sino
con una perspectiva que ponga en el punto de mira por qué la persona se encuentra en
una situación que le empuje a tomar la vía del suicidio. En otras palabras, cómo acaba la persona en una tina de agua hirviendo.

¿Qué hay detrás de un suicidio?

Si volvemos a la imagen de la rana que salta de la tina de agua, podemos ver que
es similar a la imagen que se suele tener del suicidio. Tenemos a una persona, una rana,
que acaba en una tina de agua hirviendo, una situación desesperante, y que salta, se
suicida. Esta imagen plantea que ocurre algo concreto que lleva a una persona a
suicidarse, lo que suele concebirse como una depresión.

Por supuesto, la correlación entre suicidio y depresión puede ser elevada. Sin
embargo, la relación no es una cadena cerrada; puede haber una depresión previa a un
suicidio o puede que no.
La imagen, si acaso, sería más acertada si visualizásemos a la rana en una tina de
agua que, poco a poco, empieza a calentarse y, poco a poco, empieza a hervir. Cuando
ya se encuentra hirviendo, es posible que salte o que no y qué determina que salte
depende de cada rana.

Esta diferencia en cómo es cada rana, cada persona, nos llevaría a hablar del suicidio caracterológico.

Suicidio caracterológico

Todos y cada uno de los seres humanos contamos con una historia de vida que,
de forma inequívoca, nos ha curtido de una forma determinada en la vida y esta forma
de ser solemos conocerla como carácter.

Y es así que cada carácter tiene sus tendencias, sus puntos fuertes y sus puntos débiles y, por supuesto, distintas maneras de comportarse, de emitir conductas, que nos
regulen de una manera determinada.

Es por esto que, según el carácter, es posible que se tenga una mayor o menor
tendencia a cometer un suicidio.

Aquí entran las personas con un carácter más narcisista, donde, ante un mundo
que le enseña que NO es el mejor, que NO es el más exitoso, bello, inteligente… prefiere
la muerte.

Las personas con un carácter de corte histriónico, caracterizadas por labilidad emocional, difusión de identidad, dependencia infantil, tendencia a la inmedurez en los juicios sobre las relaciones interpersonales, expresión de rabiay resentimiento hacia los demás, conducta seductora, promiscuidad, y cambio habitual de pareja.

Entran también las personas antisociales que, incapaces de entender las
emociones de los demás, se ven aislados, solos, y optan por salir de un mundo donde no
se sienten integrados.

Entran, asimismo, las personas con una estructura limite, en un constante vaivén de emociones que les sitúa en lo más alto y les tumba en lo más bajo, donde el suicidio es una buena opción para escapar de ese torbellino…

Las personalidades depresivas que no siempre manifiestan depresión como síntoma, correlacional con ideación suicida. Las características que presentan son:

  • Autocrítica constante y dura
  • Dependencia excesiva y frustrabilidad fácil de las necesidades de dependencia
  • Agresión dirigida hacia el interior

Suicidios en asturias

 

Cabría, por tanto, cambiar el punto de vista y atender no a las cifras, sino a las
personas que se suicidan y qué carácter poseen que les lleva a una tina de agua
hirviendo.

 

 

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