Las parejas en conflicto difieren de las parejas con una buena relación en la reciprocidad negativa o positiva. Es decir, las parejas malavenidas responden inmediatamente a la respuesta negativa del otro con una respuesta del mismo signo.
Sr. A: «¡Menudas horas!, ¿no decías que hoy ibas a llegar más temprano?»
Sra. A: ¡Qué más quisiera yo!, ¿de dónde te crees que vengo?
Sr. A: «Pues yo he tenido que ayudar a la niña a hacer los deberes y la cena sin hacer»
Sra. A: ¿Y no puedes intentar hacer ambas cosas?
Sr. A: «Pues ven antes a casa, que es lo que deberías»
Por el contrario, cuando ambos esposos dan frecuentemente gratificaciones a las necesidades personales, sociales, emocionales y tangibles del otro, se pone en marcha una espiral positiva.
Sr. A: «¡Menudas horas!, ¿no decías que hoy ibas a llegar más temprano?»
Sra. A: «¡Cuánto lo siento cariño!, ¡Seguro que has tenido que encargarte tú de todo!
Sr. A: «¡Pues sí, he tenido que ayudar a la niña a hacer los deberes y no me ha dado tiempo a preparar la cena!»
Sra. A: «Mira, yo me cambio de ropa en un momento y nos ponemos juntos a hacerla: ¿te parece?». Eres muy buen padre A.
Sr. A: «Gracias cariño»
Aunque la primera intervención de un esposo sea de signo negativo, va seguida de otra de signo positivo que neutraliza la primera.
Solicita una cita o cuéntanos en qué podemos ayudarte.
Te atenderemos lo antes posible.
Reserve su cita.