La Señora H mantiene una relación con el Señor H que estuvo casado con anterioridad. En una ocasión la Señora H encuentra en el maletero de su coche el anillo de casado con su anterior pareja. Veamos la discusión:
Srta. H: Dice: «¿Qué hace aquí tu anillo de casado?»
Piensa:[si aún guarda el anillo de casado es porque ella aún le importa].
Sr.H: Dice enfadado: «¡Qué tonterías tienes, es un simple anillo, lo tendré donde quiera!»
Piensa: [le está dando importancia a un simple anillo, es una sensiblera. Siempre está igual queriendo salirse con la suya]
Srta. H: Dice enfadada: «¿Tonterías? ¡Guardar un anillo en un coche sí que es una tontería!»
Sr. H: Dice aún más enfadado: «¿Me estás llamando tonto?»
El Señor H no ve lo que hay detrás de las palabras de su novia. Él no se da cuenta de que el anillo simboliza algo más que un aro recubierto de oro y que ella le pide seguridad en la relación.
Al mismo tiempo ella no ve que detrás de las palabras de él se esconde un deseo por mantener cierta autonomía para decidir qué hacer con las cosas. Solo ve que ella le intenta mandar continuamente lo que tiene que hacer.
A las parejas con conflictos frecuentes les cuesta ver qué es lo que el otro trata de decir con lo que calla más que con lo que habla. Lo que decimos literalmente en un conflicto esconde casi siempre motivos emocionales de gran importancia.
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