Las dos manifestaciones principales de la reacción sexual masculina son la erección y el orgasmo, dividiéndose este último en dos fases: fase de acumulación del esperma en la uretra posterior, y la fase de eyaculación.
El pene está compuesto por una serie de cuerpos cavernosos, son una especie de compartimentos plegados por los que circula la sangre cuando el pene está flácido. En el transcurso de la erección, estos compartimentos se encuentran distendidos por el aflujo de sangre mayor. Así, con el aumento de aflujo sanguíneo en los cuerpos cavernosos, el pene se dilata. El mecanismo de la erección depende del sistema parasimpático sacro (una de las ramas del sistema nervioso central), se produce una excitación de las fibras parasimpáticos colinérgicas destinadas a las arterias peneana. La erección, imposible de obtener por la decisión de la simple voluntad, puede ser desencadenada por un fenómeno puramente psíquico como una fantasía sexual, lo que implica entonces una especie de ensamblaje entre un elemento sexual mental y el automatismo reflejo. Finalmente, es necesaria otra condición: la ausencia de factores psíquicos como la ansiedad que inhiban el reflejo neuro-vascular.
Los principales mecanismos implicados en el bombeo y retención de sangre en el pene dependen de la actuación de una rama del Sistema Nervioso Central llamada Sistema Nervioso Parasimpático (SNP). La respuesta de ansiedad o de estrés implica una importante activación de otra rama llamada Sistema Nervioso Simpático( SNS), la rama contraria al SNP. Esta activación del SNS inhibe la actuación del SNP, que forma que dificulta el llenado y la retención de sangre en el pene y en consecuencia la erección. El no centrarse en la situación, sino estar observándose continuamente para ver si es capaz a «cumplir», da lugar a sentimientos de ansiedad que producen una pérdida de erección. Si la persona intenta en esta situación «forzar» una respuesta de erección, intentando controlar la situación, se facilita una mayor respuesta de ansiedad y aumenta entonces la liberación de adrenalina y noradrenalina que producen efectos similares a los de SNS pero más duraderos, por lo tanto la recuperación de la erección será muy difícil de lograr.
Tras suceder esto, si la próxima vez que el hombre vaya a tener una relación sexual, la ansiedad está presente porque anticipa un futuro fracaso de nuevo «y si pierdo la erección de nuevo.», el proceso será el mismo y la erección no se producirá. Quizás este hombre opte por evitar futuros encuentros sexuales o recurrir a los inhibidores de la fosfodiesterasa (VIAGRA y CIALIS).
El orgasmo se desarrolla en dos fases:
La función sexual animal prácticamente automática, rara vez se inhibe. Por el contrario en el hombre la respuesta sexual es semi-automática, es decir, un pensamiento negativo durante la erección perturbar o abolir la erección.
Es decir, aunque un hombre tuviese un estímulo erótico como caricias sexuales, si en ese momento pensase el temor que le ocasiona no poder mantener la erección y sintiese ansiedad, el automatismo de la erección se frenará y la erección no se producirá.
Después de la eyaculación se produce una fase refractaria donde no es posible un nuevo orgasmo.
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