Sus efectos pueden dar problemas a la hora de conseguir la erección, así como problemas con la eyaculación. Los ansiolíticos producen falta de erección, anorgasmia y falta de deseo. Tratamientos utilizados en Trastornos como la esquizofrenia como el haloperidol pueden producir eyaculación tardía.
Estos medicamentos producen su efecto al bloquear los vasos sanguíneos y nervios en unión con los genitales. Son sustancias que se utilizan para el tratamiento de la hipertensión, con lo que las personas con este medicamento puedan presentar problemas con la erección y con la falta de interés sexual.
Los medicamentos para combatir las alergias o el asma, pueden afectar a la sexualidad.
Aunque el alcohol se haya podido considerar como un poderoso estimulante para las relaciones sexuales, solo es una primera impresión fruto de la desinhibición que produce el alcohol a muy bajas dosis. No podemos olvidar que el alcohol es un depresor del sistema nervioso y que la desinhibición tan solo es el resultado del primer adormecimiento de funciones de nuestro cerebro superiores que rigen nuestras conductas.
Sin embargo tanto en hombre como en mujeres produce efectos negativos sobre las señales fisiológicas de excitación sexual. En el hombre en concreto dosis como 0,08 (límite legal para determinar si la persona está embriagada no hace mucho en nuestro país) produce efectos de supresión de la erección. Disminuye el goce y la intensidad del orgasmo. En las mujeres, incluso consumido con mucha moderación dificulta la respuesta orgásmica.
En resumen, parece que aunque parezca aumentar el deseo sexual, dificulta el acto sexual.
Es un desinhibidor psicológico pero un inhibidor físico.
Por ejemplo, un hombre utiliza el alcohol para desinhibirse ante una mujer: El hecho de que el alcohol le impulse a tener mayor deseo y mayor desinhibición puede concluir en una relación sexual, pero durante esta relación tiene problemas para tener una erección o para mantenerla, así que la persona se siente mal y ansiosa. La próxima vez que mantenga relaciones sexuales puede anticipar «y si de nuevo me ocurre la pérdida de erección», lo que hace que la ansiedad dificulte de nuevo la relación sexual. Todo esto puede desembocar en un peligroso círculo viciosos del que le sea difícil salir por sí mismo. La cuestión se complica si la solución a este problema trata de buscarla en nuevas sustancias como la viagra para ser capaz de conseguir la erección. En este caso el círculo vicioso está cerrado y la salida es difícil, la persona puede utilizar sustancias para excitarse (alcohol) y sustancias para poder tener la relación sexual (viagra).
El consumo continuado de alcohol puede producir trastornos endocrinos, neurológicos y vasculares irreversibles, que reduzcan de forma permanente la respuesta sexual.
Al igual que el alcohol, la marihuana tiene efectos depresores sobre el sistema nervioso, y la relajación tanto física como mental que produce, al igual que en el alcohol la desinhibición que elimina prejuicios sociales, tabúes personales y elimina la ansiedad a la hora de enfrentarse a la relación sexual. Ahora bien, su consumo incrementa el desinterés por el sexo en ambos sexos. En las mujeres además disminuye la lubricación vaginal produciendo coitos dolorosos.
A largo plazo, la marihuana inhibe la producción de hormonas masculinas, así como una reducción de esperma, así como un mayor número de espermatozoides anómalos. En las mujeres facilita irregularidades en el ciclo menstrual, además de alteraciones hormonales. Consumos elevados pueden producir daños graves en el embrión, retardo del desarrollo fetal y aumento de la probabilidad de abortos espontáneos.
Existe una relación entre consumo de tabaco y arterioesclerosis, con lo cual la respuesta de erección se ve perjudicada con el consumo de tabaco. Además, que duda cabe, que el mal aliento que se produce en los fumadores puede hacer que a su pareja no le sean gratas las relaciones sexuales con su pareja.
Los efectos de los opiáceos son muy importantes a la hora de hablar de alteraciones sexuales sobre el deseo sexual, retraso en la eyaculación y fracaso en la erección, también alteraciones en el deseo sexual de la mujer. Las alteraciones hormonales más el estilo de vida que muchas veces conllevan los consumidores de estas drogas, hacen que la sexualidad se vea gravemente afectada.
Es quizás la droga que más fama tiene a la hora de aumentar el deseo sexual. Y aunque es un activador del sistema nerviosos central y produce una fuerte excitación sexual, provoca graves disfunciones sexuales. Se produce disfunción eréctil y priapismo ( erección mantenida y dolorosa), a largo plazo acaba por producir el efecto contrario, y ocasiona falta de deseo sexual debido al deterioro del funcionamiento del sistema nervioso central.
Existen mitos como el aumento del las sensaciones cuando se frota con cocaína partes del cuerpo, por ejemplo el clítoris. En estos casos lo único que puede funcionar son las expectativas sobre lo que produce la cocaína puesto que su aplicación local en medicina se utiliza como anestésico.
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