Cuando las personas llegan a solicitar la ayuda de los servicios de salud, ya han pasado previamente por una serie de fases que por lo general no son atendidas por los profesionales.
Las víctimas de acoso suelen recibir de su médico de empresa, o de cabecera, incluso del propio servicio de salud mental, diagnósticos erróneos, que aumentan el sufrimiento de la persona puesto que se la hace responsable de del problema laboral que sufre, y se le puede pautar una medicación ansiolítica o antidepresiva que oculta el grave problema que sufre:
Los diagnósticos erróneos habituales suelen ser:
Se trata todas ellas de visiones incorrectas por desconocimiento de los profesionales que buscan una serie de síntomas que pretenden modificar, bien con una serie de medicaciones que ocultan el problema, o desde la salud mental, profesionales cuyo error puede ser, por una parte atender únicamente a los síntomas que presenta como depresión, ataques de pánico o ansiedad generalizada pero que no atienden al contexto global que produce los síntomas; el segundo error es que el profesional culpabilice al paciente de producir su propio mal.
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